Perfil vincular de los recolectores de café del municipio de Circasia (Quindío)1
Bonding Profile of Coffee Pickers in the Municipality of Circasia (Quindío)
Perfil dos colhedores de café no município de Circasia (Quindío)
Recibido el 02/07/2022. Aceptado el 13/04/2023
› Cómo citar Andrade, R. y Arbeláez, J. S. (2024). Perfil vincular de los recolectores de café del municipio de Circasia (Quindío). Ánfora, 31 (56), 226-257. https://doi.org/10.30854/anf.v31.n56.2023.974
Objetivo: el objetivo en esta investigación fue determinar el perfil vincular de una muestra de recolectores de café del municipio de Circasia (Quindío). Metodología: el diseño se basó en el enfoque cuantitativo, de carácter descriptivo y de alcance exploratorio. Mediante un muestreo no probabilístico de tipo intencional, se entrevistaron 50 recolectores de café. Se usó la escala de autoconcepto de Tennessee, Escala de bienestar social, Escala de arraigo al lugar y Escala de apoyo social percibido de familiares. Resultados: se encontró que los recolectores manifiestan percentiles bajos en la contribución social y el arraigo cultural. Asimismo, se hallaron algunas asociaciones entre variables; dentro de las que destacan la asociación entre la percepción de relaciones de familiares y la aceptación social (Χ² = 10.409; P = 0.03), y relaciones con compañeros de trabajo con arraigo cultural (Χ² = 12.041; P = 0.00). Se correlacionaron las variables de estudio; la mayoría de las correlaciones se reportan entre las dimensiones de la percepción del apoyo social y el autoconcepto. Conclusiones: se concluye que el perfil vincular que corresponde a la muestra señalada se constituye a partir de la percepción del apoyo social y familiar, y que estos se relacionan con la capacidad de arraigo y el autoconcepto.
Palabras clave: Industria del café; perfil laboral; familia; apoyo social; autoconcepto.
Objective: The objective of this research was to determine the relationship profile of a sample of coffee pickers in the municipality of Circasia, Quindío. Methodology: The design was based on a quantitative approach, descriptive in nature, and exploratory in scope. Fifty coffee pickers were interviewed through non-probabilistic purposive sampling. The Tennessee Self-Concept Scale, Social Well-Being Scale, Rootedness to Place Scale, and Perceived Social Support from Relatives Scale were used. Results: It was found that harvesters show low percentiles in social contribution and cultural rootedness. Likewise, some associations between variables were found, among which the association between the perception of familial relationships and social acceptance (Χ² = 10.409; P = 0.03), and relationships with culturally rooted coworkers (Χ² = 12.041; P = 0.00) stand out. The study variables were correlated; most correlations are reported between the dimensions of perceived social support and self-concept. Conclusions: It is concluded that the relationship profile corresponding to the sample indicated is constituted on the basis of the perception of social and family support, and that these are related to the capacity for rootedness and self-concept.
Keywords: Coffee industry; labor profile; family; social support; self-concept).
Objetivo: o objetivo desta pesquisa foi determinar o perfil relacional de uma amostra de colhedores de café no município de Circasia (Quindío). Metodologia: o delineamento foi baseado em uma abordagem quantitativa, descritiva e exploratória. Utilizando uma amostragem não probabilística e intencional, foram entrevistados 50 colhedores de café. Foram utilizadas a Escala de Autoconceito de Tennessee, a Escala de Bem-Estar Social, a Escala de Enraizamento no Lugar e a Escala de Apoio Social Percebido dos Parentes. Resultados: verificou-se que os catadores apresentam baixos percentis em contribuição social e enraizamento cultural. Foram também encontradas algumas associações entre variáveis, entre as quais a associação entre a perceção das relações familiares e a aceitação social (Χ² = 10,409; P = 0,03), e as relações com colegas de trabalho culturalmente embebidos (Χ² = 12,041; P = 0,00). As variáveis do estudo foram correlacionadas; a maioria das correlações é relatada entre as dimensões de suporte social percebido e autoconceito. Conclusões: conclui-se que o perfil relacional correspondente à amostra indicada é constituído com base na perceção de suporte social e familiar, e que estes estão relacionados com a capacidade de enraizamento e autoconceito.
Palavras-chave: Indústria do café; perfil profissional; família; apoio social; auto-conceito.
El café es un producto de demanda nacional e internacional. Países como Brasil, Vietnam, Indonesia y Colombia abarcan más de la mitad del mercado internacional en producción de café (Figueroa et al., 2019). Durante buena parte del final del siglo XX y hasta principios del milenio, el café se alzaba como punto clave en la economía colombiana. De manera puntual, este monocultivo implica uno de los sectores económicos característicos del llamado «Eje cafetero colombiano», al punto que hace parte de las tradiciones y culturas de esta región (Cataño, 2012).
No obstante, la organización y continuidad en la producción de café se encuentran amenazadas. Aguilar (2003) advierte que la crisis en la producción del grano de café afecta directamente el desarrollo de las regiones que otrora dependieron en gran medida de la industria del café, como el ya mencionado «Eje cafetero» en Colombia; conformado por los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. Una de las formas de medir el impacto de la crisis son las cantidades de hectáreas sembradas. Según datos de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (2020), desde el año 2002, se marca una tendencia al decremento a nivel nacional. En el año 2010 las hectáreas sembradas eran de 914,400, y en el año 2019 eran 853,700.
Ese fenómeno puede entenderse como respuesta a una tendencia internacional. Según autores como Baker (2010), Cano et al. (2012) y Esguerra y McAllister (2013), en estudios realizados desde aproximadamente 1920, se puede concluir que la industria cafetera es muy volátil y depende de muchos factores; entre los que se cuentan principalmente el cambio climático y las fluctuaciones económicas. En el caso colombiano, según Turbay et al. (2014), el cambio climático, en efecto, opera como un factor determinante en la producción de café; sin embargo, también intervienen factores económicos y políticos. Ocampo y Álvarez (2017) señalan que «[…] el incremento del precio de producción, la escasez de mano de obra y la volatilidad del precio» (p. 140) serían otros elementos relevantes a tener en cuenta.
Para Aguilar (2003), el problema puntual acerca de la producción del café estriba en su costo de producción y en la sobreproducción que se dio en la década de los 90’s. Independientemente de las razones de la crisis en la producción del café existe un impacto en la economía y desarrollo regional, además en comunidades particulares que dependían y aún dependen del grano.
Ahora bien, en tanto industria, el café se compone de varios segmentos de producción: su siembra, recogida, producción, comercialización, entre otras. En cada uno de esos segmentos hay personas, comunidades, regiones e instituciones que dependen económicamente de dicho proceso industrial. Por eso, enfocar estudios en las comunidades vinculadas con cada uno de estos segmentos puede constituir una perspectiva que aporte a la comprensión de los fenómenos asociados con la cultura e industria del café, y con la realidad social general de la región ya señalada.
De los aspectos mencionados anteriormente, este estudio se enfocó en las comunidades que ejercen el oficio de recolección de café. Este oficio es uno de los más dinámicos y cambiantes en sus características, debido a los cambios en la comercialización del café y en su sistema de producción. Esto ha supuesto a su vez modificaciones y ajustes en los grupos sociales, los estilos de vida y las relaciones entre personas que se encuentran en relación con los recolectores de café (Arango, 1977; Duque, 2004; Machado, 1986; Palacios, 2009; Ramírez, 2010).
En efecto, se han modificado significativamente las dinámicas del mercado, lo cual ha ocasionado el consecuente reemplazo de los cultivos de café en la región por otras plantaciones o formas de economía. Es de suponerse que esto implica una problemática importante para las familias que tradicionalmente se han dedicado a la recolección de café. No obstante, quizás más relevante aún, en torno a esta dedicación laboral se tejen simbolismos culturales que además generan formas de relación con la tierra, con la comunidad y consigo mismo; en tanto no hay manera de ejercer un oficio sin identificarse y elaborar una serie de creencias sobre sí mismo como miembro de un determinado gremio.
Parafraseando a Rojas (2015), el café en Colombia ha transitado por tres fases históricas. La primera, cuando se apuntala como el principal renglón de la economía agrícola, lo que sucede antes de 1920; la segunda, que iría hasta 1960, es del pináculo de la industria cafetera y su focalización en determinadas regiones como el Eje Cafetero. En esta fase se sucede la identificación cultural de Colombia como un país cafetero por excelencia. Y la última fase, que va hasta la actualidad, está marcada por la crisis cafetera y la entrada en el mercado internacional.
Para este autor, el café fue adherido al modelo productivo de apertura neoliberal que se gestó en Colombia a principio de la década de los años 90’s, enmarcado en la ruptura del Pacto Internacional del Café. Este elemento, sumado a la caída en el precio del café y las situaciones que afectaron el proceso de producción, como el cambio climático, llevó al desplazamiento de diversas familias y personas particulares. Se instauraron entonces formas de subsistencia basadas en aprovechar las cosechas y, de esta manera, muchos de los recolectores de café se volvieron «nómadas» que migran constantemente en función de sus oportunidades laborales.
Este panorama puede implicar un impacto social e individual que no ha sido diagnosticado ni estudiado a profundidad, especialmente en lo que respecta a los recolectores de café; quienes se sitúan como grupos poco visibles en el proceso industrial en el cual están insertos. Los recolectores de café son una población que se destaca en Latinoamérica por vivir en áreas rurales y contribuyen tanto en la economía local como en la trayectoria cultural en cada región. De acuerdo con Ramírez et al. (2002), los cafeteros están relacionados con la cultura, la identidad y la comunicación; lo cual influye en la toma de decisiones frente a situaciones cotidianas de su contexto.
No obstante, las personas que ejercen esta labor presentan diversas condiciones en común que pueden llegar a fungir como vulnerabilidades frente a factores externos e internos que alteran su estilo de vida. Lo anterior está relacionado con los escasos recursos económicos, las condiciones laborales propias de su oficio, las condiciones sociales presumiblemente precarias que experimentan durante su ciclo vital y la exposición a problemas de salud pública.
Por ejemplo, investigaciones basadas en la óptica productiva de grano de café, como la adelantada por Garzón et al. (2017), concluyen que aspectos como la condición y geografía de los terrenos de cultivo, sumados al compromiso de recoger mayor cantidad de café, pueden ser posibles factores de riesgo laborales. Además, el peso que los recolectores deben cargar para cumplir sus tareas y lo extenso de sus jornadas laborales implican un riesgo a mediano y largo plazo de padecer problemas musculoesqueléticos.
No obstante, las problemáticas de los recolectores de café en el Eje cafetero, y particularmente en el departamento del Quindío, se hacen notables por su desconocimiento. Surge entonces la importancia de un estudio de carácter exploratorio que permita el reconocimiento de condiciones psicosociales en esta población. Específicamente, es de interés lo relacionado con el entorno vincular y afectivo en el que están inmersas estas personas; sobre todo si se tiene en cuenta el papel de dicho entorno como condicionante de factores de protección y como predictor principal de condiciones anímicas desfavorables.
En la psicología, la tradición investigativa a este respecto se ha centrado en estudiar las comunidades campesinas en general, y no las industrias productivas particulares. Las conclusiones comunes en estudios con comunidades de campesinos proponen que la identidad comunal depende de lo sembrado, ya que alrededor de ello se realizan producciones simbólicas que implican el aspecto de comunidad y de sentido plural. Un ejemplo de ello son las fiestas regionales, las formas de vestir, los bailes, los cánticos y las narrativas. En ese sentido, los recolectores de café, al ser una comunidad alrededor de la producción del grano de café, han gestado su identidad alrededor de ello. En adición, otra conclusión común es que las comunidades de campesinos desarrollan saberes ancestrales, preocupación ambiental y empoderamiento político (Bonomo y de Souza, 2020; Múnera y Piña, 2016; Sánchez et al., 2019; Vergara-Buitrago, 1970). Por supuesto, resta aproximarse a estas conclusiones en el contexto específico de los recolectores de café, pues los estudios en torno a sus particularidades brillan por su escasez.
El único estudio al que se ha tenido acceso en relación con las condiciones de vida de los recolectores fue realizado por la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (2016). En él se realizó una caracterización del mercado laboral y de aspectos específicos relacionados con el rol del recolector del café, en una muestra de 7.578 recolectores. Como hallazgo se encontró «[…] la predominancia de una alta informalidad en las formas de contratación, una baja eficiencia y una escasez relativa y estacional de la mano de obra que impacta los costos de producción y la rentabilidad del caficultor» (p. 35). Sin embargo, la muestra usada no permite el análisis de condiciones puntuales en cada región, debido a que la extensión de la muestra abarca todo el país.
De esa forma, puede delimitarse el contexto de problematización del presente estudio en una perspectiva general y otra específica. En general, se considera que existe una necesidad imperiosa de comprender las diferentes dimensiones de la crisis del café, pues, particularmente, el Quindío tiene una conformación cultural que está en buena parte soportada por la producción del café; perderla, tal como se está presentando en la actualidad, no solamente tiene consecuencias económicas importantes sino psicosociales. En segundo lugar, se encuentra relevante el privilegio de un segmento de población poco visible: comprender las particularidades psicosociales de los recolectores de café puede influir en la visibilización de sus necesidades y, por ende, en la formulación de alternativas para cualificar sus condiciones y contribuir directamente a la producción y la conservación de la cultura cafetera. En tercer lugar, en efecto, los caficultores experimentan cada vez mayor dificultad para encontrar los recolectores para sus cosechas, tal como afirma el estudio señalado. Por ello, es posible decir que, en los enfoques netamente productivos sobre la situación problemática del cultivo de café en el Eje cafetero, se puede perder de vista que los recolectores constituyen un segmento fundamental de la producción, y por eso se deberían complementar estos hallazgos con la perspectiva psicosocial.
Ahora, como se ha mostrado, además de que puede afirmarse que la información científica sobre la situación psicosocial de los recolectores de café podría ser mayor y más discutida, también vale la pena señalar que se evidencia una tendencia «industrial» en los estudios encontrados. Ello supone que una aproximación desde una perspectiva psicológica que privilegie aspectos subjetivos puede resultar pertinente. Además, también puede postularse la idea de que ningún recolector de café puede tomarse como un sujeto aislado; más bien, se puede representar imbricado en una red vincular que a su vez es fundamental en la organización mental del autoconcepto. De tal manera que, a la posibilidad de delimitar las regularidades de las relaciones que establece un sujeto consigo mismo, con el entorno y con el trabajo que ejerce, en este estudio se propone entenderlo como un perfil vincular.
Su comprensión implica, por tanto, su vinculación con el rol de recolector de café, con su entorno familiar y social, y con su propia percepción de sí. Para este fin se buscará atender la siguiente cuestión: ¿cuál es el perfil vincular de una muestra de recolectores de café de Quindío? Con el fin de aproximarse a la respuesta, en esta investigación se plantea un diseño exploratorio a partir de las siguientes dimensiones: autoconcepto, percepción de bienestar, apoyo familiar percibido y apego al lugar.
Como forma de aproximarse a la realidad psicosocial de esta población, en este trabajo se propone tomar el concepto de ‘vínculo’. Por él se entiende una relación psíquica con matices afectivos que une al sujeto con diferentes entidades de su contexto, y que a su vez se internaliza en su experiencia psíquica de sí. Los vínculos, en tanto tienden a establecerse y a permanecer relativamente constantes en el tiempo, pueden ser descritos en sus regularidades. Hacer una caracterización de esas constantes permite una intelección de los diferentes modos en los que los individuos tejen su realidad social y subjetiva, y cómo se apropian de su contexto vital a través de sentimientos de pertenencia, percepciones, opiniones, cogniciones, entre otros.
En la medida en la que se logre hacer una descripción de las regularidades vinculares en los diferentes niveles de la vida en sociedad, se estará haciendo una aproximación al perfil vincular. Desde esta perspectiva, este puede ser un constructo cuya descripción da cuenta de la situación actual de un individuo que permita la intelección de dimensiones fundamentales para comprender la apropiación de su contexto, la percepción de su lugar en el mismo y de la satisfacción que tiene con su rol en la sociedad. Por tanto, puede constituir un elemento relevante para la valoración de dimensiones subjetivas de la vida en comunidades, y también de la relación con el ambiente y la cultura.
Una de estas dimensiones es la representación de sí mismo: el autoconcepto. Asimismo, hay un vínculo con la familia; el cual permite construir una representación del apoyo brindado por este sistema social. Además, en tanto miembro de una comunidad, un sujeto también se vincula con su grupo social más amplio y construye una representación del bienestar que obtiene de dicho vínculo. Finalmente, también se establece un vínculo con el territorio, es decir, se construye una relación de apego al lugar en el cual se desenvuelve la vida.
Así, como un aporte a la posibilidad de protección de la cultura del café en un territorio específico como el Quindío, se propone en esta investigación dirigir la atención a una población normalmente invisibilizada. Así como también atender el perfil vincular como una forma de valorar su calidad de vida, su bienestar y sus necesidades, acaso más integrativa. El hecho de que no se encuentre información sobre ello en el contexto académico al cual se tiene acceso hace que esta sea una aproximación de carácter exploratorio.
Tal como se planteó anteriormente, lo que se entiende en esta propuesta por perfil vincular supone tener en cuenta varias dimensiones. La más relevante teóricamente y, por tanto, sobre la cual existe más información, es el autoconcepto. Se hará una breve aproximación a este constructo para posteriormente hacer mención breve de las otras dimensiones.
Como constructo estudiado en psicología, el sí mismo o autoconcepto tuvo sus primeros estudios de la mano de James Gergen (1971), quien retoma trabajos de tipo fenomenológico. En estos resalta el carácter central de la representación del sí mismo como contexto de percepciones y actitudes individuales frente al mundo, los otros y los propios procesos cognitivos y afectivos. En estudios realizados por Syed (2017), en el marco teórico de la psicología social, el estudio del autoconcepto se centra en el sí mismo en contexto, es decir, a partir de la pregunta sobre el modo en el que las expresiones de identidad están asociadas a condiciones; como interacciones, situaciones del entorno social y las percepciones provenientes del sí mismo de otro. Esto implica un análisis que enfatiza la activación de identidades basadas en las configuraciones establecidas por la pertenencia a grupos diferenciados, y en la consecuente preponderancia de estilos comportamentales y actitudinales conectados a los espacios sociales habitados (Syed, 2017).
Canto y Moral (2005) proponen el estudio del autoconcepto con base en la teoría de la identidad social. Esta puede entenderse como aquella parte del sí mismo que se refiere a la percepción y sentimiento de similitud con otros, que surge del reconocimiento de la pertenencia a grupos y del juicio valorativo que se le asigna. A partir de constantes procesos de categorización, las personas organizan su entorno social por medio de la configuración de estereotipos sociales, en función de las similitudes percibidas entre los miembros de un grupo. Igualmente, la categorización permite establecer un sistema de referencia que crea y delimita el lugar de la persona en el contexto social, de acuerdo con las afinidades entre su identidad social y un grupo específico (Canto y Moral, 2005). Estos procesos en la identidad social no solo permiten el establecimiento de afiliaciones entre los miembros de grupos, sino que puede llegar a suscitar la exclusión de miembros de grupos externos.
Por otro lado, una mirada de interés individual/evolutivo, como la propuesta en el Modelo Integrado de L'Ecuyer citado por Martínez (1992), la cual sostiene que el sí mismo consiste en un sistema complejo compuesto por diversas dimensiones procedentes de las diferentes experiencias vividas, percibidas, simbolizadas y conceptualizadas. Este sistema está comprendido por estructuras básicas que abarcan segmentos más específicos del sí mismo (subestructuras); que a su vez están conformados por elementos más concretos (categorías), los cuales dan sentido y contenido a las múltiples dimensiones del concepto de sí mismo. Esta perspectiva multidimensional del sí mismo es adoptada por otros autores. Esnaola et al. (2008) estudiaron el autoconcepto en el contexto académico, definen ‘autoconcepto global’ como «[…] un conjunto de percepciones parciales del propio yo (multidimensionalidad) que se estructuran en una organización jerárquica» (p. 70). En el mismo sentido, diversos investigadores proponen para el autoconcepto tres factores característicos: la identidad, referida al componente cognitivo; la autosatisfacción, que implica los afectos y la conducta, y que remite al comportamiento en función de los dos primeros (Amar y Hernández, 2005, p. 3).
Ahora bien, el intento por estudiar este constructo ha suscitado el desarrollo de escalas multidimensionales que permitan su medición. Particularmente, Fitts (1965) estructura su escala a partir de los factores: Yo Autocrítico, Yo físico, Yo ético-moral, Yo personal, Yo familiar y Yo social. Dichos constructos son explicados por Amar y Hernández (2005) así:
Ser físico: se refiere al punto de vista del sujeto sobre su propio cuerpo material, el estado de salud, el aspecto físico, su capacidad y sexualidad. Ser ético-moral: hace referencia a la percepción del sujeto sobre su propia fuerza moral, su relación con Dios, su convicción de ser una persona buena y atractiva moralmente, la satisfacción con su propia vida religiosa (o la ausencia de ella). Ser personal: se refiere a la autopercepción sobre los valores interiores del sujeto, su sentimiento de adecuación como persona y la valoración de su personalidad independientemente de su físico y de sus relaciones con los otros. Ser familiar: refleja el propio sentimiento de valoración e importancia del individuo como miembro de una familia y como perteneciente a un círculo restringido de amigos. Ser social: tiene que ver con el sí mismo percibido en su relación con los otros. Hace referencia al sentido, capacidad de adaptación de un sujeto y el valor de su interacción social con las otras personas en general. (p. 4).
A las dimensiones del autoconcepto antes mencionadas, se puede agregar la dimensión de Yo profesional. Para Garavito-Bermúdez y Lundholm (2017), el concepto de ‘identidad profesional’ es una entidad fluctuante y multifacética que se integra en un continuo entre lo personal y lo que implica una profesión. Este continuo se encuentra mediado por factores históricos, sociales, culturales y psicológicos. Otro autor señalado por Garavito-Bermúdez y Lundholm (2017) es Reynolds, quien respecto a este constructo menciona como mediadores: lo que rodea a la persona, lo que otros esperan de ella y lo que la persona permite que impacte en su identidad. Las condiciones intersubjetivas establecidas en el espacio laboral permiten la interpretación de situaciones sociales y de las acciones ejercidas en dicho espacio. Los modos en los que una persona se siente, se piensa y actúa en función de ello se relacionan con las expectativas de los otros, de ella misma (en relación con lo que se pretende lograr) y con la sensación de competencia que se tenga frente al rol profesional asumido (Leitch y Harrison, 2016).
Por tal razón, las dimensiones propias del autoconcepto dependen en gran medida de los vínculos establecidos con familiares y otros significativos. Desde edades tempranas el niño empieza a elaborar una imagen de sí mismo, de acuerdo con el estilo particular en que se relaciona con sus padres y lo que estos esperan de él en referencia a sus metas, logros y potenciales (Villarroel, 2001). El niño necesitará de sus padres para reconocerse en lo que es y en lo que tratará de ser para establecer en su autoconcepto una mirada de sí favorable y competente (Martínez, 1992). Incluso en etapas vitales posteriores, la referencia a expectativas, tradiciones y competencias que han sido percibidas e internalizadas a través de los vínculos primarios ofrecen un marco de referencia para el autoconcepto y el juicio valorativo del sí mismo, que perdura en el tiempo y le dota de cierta estabilidad (Garavito-Bermúdez y Lundholm, 2017). Según Herrera y Ramírez (2002), los grupos de pares y otras personas significativas externas al círculo familiar reemplazan paulatinamente a este último como fuente principal de auto información.
Vargas (1994) plantea que la percepción se ha malentendido al referenciarla como un aspecto de la actitud individual. Afirma que el proceso de la percepción involucra la identificación de estímulos y la presencia de un contexto. A partir de ello se logra organizar la información sensible. En una línea complementaria, Yudhitia et al. (2020) señalan que la percepción permite a los sujetos organizar y comprender la información, para luego darle un significado en su vida.
Así, en el contexto de su vida familiar y laboral, las personas ejecutan un acto valorativo sobre el acompañamiento que recibe un individuo por los miembros de su núcleo familiar. La identificación de dicho apoyo está sujeta a variables cognitivas y afectivas. Un ejemplo de esto es lo que Bazán et al. (2007) sostienen en su estudio, al afirmar que la participación y acompañamiento académico que realizan los padres influye en el interés y el esfuerzo del proceso de aprendizaje de los niños.
De esta forma, en lo que tiene que ver con los recolectores de café, es de esperarse que uno de los componentes del perfil vincular de una persona en el contexto de su desempeño laboral sea el modo en el que se percibe soportado por su entorno familiar. Del mismo modo, en la medida en la que esta variable se presente será más factible que la persona construya una relación profunda, significativa y estable con su entorno, y por supuesto también con su actividad laboral.
Por su parte, el concepto de ‘bienestar social’ integra aspectos relacionados con la satisfacción subjetiva frente a la vida y relaciones sociales, como lo son la identidad y el contacto social (Espinosa et al., 2015). Estos aspectos se hacen acto en los estilos relacionales con la comunidad, la amistad y la familia.
La percepción del bienestar social se organiza en el marco de las situaciones en las que se actúa; es decir, en el trabajo, la casa y la comunidad. Por lo tanto, el trabajo forma parte de los vínculos que conforman el ser humano y a través de los cuales puede construir una representación de bienestar social. Al mismo tiempo, el trabajo puede aportar a la construcción de esta representación y, por tanto, a una percepción general de bienestar. Los recolectores de café no son la excepción, y por ello este trabajo considera esta como otra de las dimensiones que permiten perfilar la realidad vincular de esta población.
La última de las dimensiones que se han sugerido como parte del perfil vincular, es el «arraigo de lugar». Por él proponemos entender, en términos generales, «[…] el vínculo subjetivo que desarrollan las personas con los lugares» (Maldonado y Kronmüller, 2020, p. 3). Aspectos como las características del lugar, los vínculos con la comunidad que circundan al lugar, y los procesos psicológicos involucrados en esta experiencia vincular complejizan la delimitación de este constructo. Pinto y Cornejo (2018) afirman que este puede ser comprendido como una relación de carácter simbólico que tiene una persona con un entorno específico. Esta relación se hace evidente en los significados afectivos que se comparten; desde la cultura, un lugar que se construye física y simbólicamente como hogar y que se comparte en lo individual, lo colectivo y lo político. En su perspectiva, sentirse en condición de arraigo o apego a un lugar particular tiene implicaciones en el bienestar psicológico y en la salud mental. En este sentido, el desarraigo implica condiciones de vulnerabilidad; debido a que el sujeto no se identifica con el espacio simbólico establecido en el lugar que habita. Bajo estas condiciones, se puede pensar en una pérdida del sentido de vida y otros aspectos de riesgo psicológico (Di Masso et al., 2008). Berroeta et al. (2015) consideran que el apego al lugar es el elemento más importante para considerar el empoderamiento de las comunidades vulnerables sobre sus problemáticas. Si las personas no sienten un adecuado vínculo al lugar, no son ellas mismas las que generan condiciones positivas de cambio.
El estudio se planteó desde un enfoque cuantitativo, de carácter descriptivo y alcance exploratorio. La temporalidad del estudio descriptivo fue transversal y el modelo descriptivo, dadas las características del muestreo no probabilístico, fue de orden selectivo. El diseño de esta investigación se justifica en función de la escasa información socio-relacional que pudiera establecer un determinado modelo hipotético. Así pues, en palabras de Ato et al. (2013), las investigaciones de orden descriptivo se usan cuando: «[…] se pretende describir las cosas tal y como ocurren, sin ningún tipo de manipulación de variables, ni comparación de grupos, ni predicción de comportamientos ni prueba de modelos» (p. 1042).
La población de estudio fueron los recolectores de café del municipio de Circasia (Quindío). El equipo de investigación consultó con dos instituciones que se presumían tendrían datos acerca del número de recolectores de café de este municipio, pero en ambos casos no se llevan estadísticas que pudieran aportar una parametrización adecuada de la muestra. En cambio, se procedió a realizar un muestreo no probabilístico intencional. Para ello se estimaron los siguientes criterios de inclusión:
Ser recolector de café de profesión.
Ser habitante del municipio de Circasia, Quindío.
Firmar el consentimiento informado.
Ser mayor de edad.
Los siguientes fueron los criterios de exclusión:
Encontrarse bajo los efectos de bebidas alcohólicas o sustancias psicoactivas.
Ser menor de edad.
Trabajar esporádicamente en la recolección de café.
La muestra estuvo compuesta por un total de 50 sujetos. Las principales características sociodemográficas serán descritas en los resultados.
La presente investigación contó con el aval del Comité de Investigaciones y Bioético de la Universidad de San Buenaventura, Medellín. Asimismo, el ejercicio de investigación se realizó siguiendo las recomendaciones dispuestas en la Ley 1090 de 2006, específicamente en su capítulo VII. Se orientó a los participantes sobre las consideraciones éticas propias: secreto y buen manejo de la información, derecho a la no participación, derecho a la información, al acompañamiento y respeto por la intimidad.
Ficha sociodemográfica (ad hoc). Se evidenciaron variables individuales, familiares y sociales básicas: género, edad, nivel escolar, tipo de vivienda, acceso a la salud, vinculación con seguridad social, relaciones de pareja, hijos y pensión. Condiciones básicas de su trabajo de recolectores: horas laboradas, salario, relación con compañeros y consumo de sustancias psicoactivas.
Escala de autoconcepto de Tennesee (Fitts, 2014). Se compone de 100 reactivos; escala tipo Likert para mayores de edad. Las personas califican una serie de frases entre 1 (completamente falso) y 5 (totalmente verdadero). Las dimensiones que evalúa son: Yo físico, Yo ético-moral, Yo personal, Yo familiar, Yo social y Yo autocrítico. En el estudio realizado para su validación, su autor obtuvo una confiabilidad aceptable (α: .89). En Colombia ha sido utilizada por Gamboa y Gracia (1997) con un α: .85. Así mismo ha sido utilizada en otras investigaciones en las cuales ha demostrado confiabilidad estadística (Amar y Hernández, 2005).
Escala de Bienestar Social (Keyes, 1998). Es una escala tipo Likert de 25 reactivos para personas a partir de los 18 años. Tiene tres opciones de respuesta: 1, de acuerdo; 2, neutro; 3, en desacuerdo. Las dimensiones que evalúa son: integración social, aceptación social, contribución social, actualización social, coherencia social. En la adaptación al español las dimensiones oscilaron entre α: .68 y α: .83. En una validación en Colombia, obtuvo α: .75.
Escala de arraigo al lugar (Torrente et al., 2011). Es una escala tipo Likert de 16 reactivos calificados entre 1: nada en absoluto y 5: mucho. Mide las siguientes dimensiones: arraigo cultural, arraigo ecológico y arraigo sociolaboral. La escala original obtuvo un α: .89.
Escala de apoyo social percibido de familiares (PSS –FA) (Procidano y Heller, 1983). Es una escala tipo Likert de 20 reactivos. Se califican entre tres opciones: 1: sí, 2: no, 3: no sé. Mide las siguientes dimensiones: el apoyo social percibido de familiares y amigos (PSS Fa/ PSS- Fr), una medida unidimensional que evalúa el grado en que un individuo percibe su /sus necesidades de apoyo; la información y la retroalimentación por parte de sus amigos (PSS - Fr) y la familia (PSS - Fa). Para el caso presente solo se usará la versión fa (familia). Para sus autores demostró una confiabilidad consistente con α: .87, en población chilena un α: .82 y en Colombia se ha utilizado como medida del apoyo familiar percibido (Molina y Arbeláez, 2014).
El presente estudio pertenece a un proyecto de investigación interno de la Universidad de San Buenaventura, Medellín, en el que participaron un equipo de auxiliares de investigación y estudiantes de la facultad de psicología. La fase empírica de la investigación, consignada en este manuscrito, estuvo precedida por una revisión de antecedentes sobre recolectores de café, y por una revisión de la literatura disponible. Además, junto con la delimitación del constructo de investigación, se realizó la búsqueda de escalas para medir los factores asociados al perfil vincular. Con la información definida se procedió solicitar el aval por parte del Comité de Bioética y a continuación al trabajo de campo, que tomó un mes aproximadamente. Se observaron todas las recomendaciones de bioseguridad por la contingencia provocada por la pandemia de COVID-19.
La información fue procesada en el software estadístico JASP (versión 0.14.0.0). La metodología analítica-selectiva del estudio orientó la estrategia analítica de los datos. Se realizó estadística descriptiva y se recodificaron los resultados de las escalas según cuartiles. Se realizó análisis de asociación para las variables contextuales nominales con las variables de estudio de carácter ordinal, mediante el estadístico Chi cuadrada de Pearson; dado que hay al menos tres sujetos por dimensión. No se aplicó la prueba exacta de Fisher. Finalmente, se realizó un análisis de correlación entre las variables de estudio mediante el estadístico Tau-B de Kendall, por la naturaleza politómica de las variables ordinales.
La muestra estuvo compuesta por un total de 50 sujetos. En la tabla 1 y 2 se consignan las características sociodemográficas obtenidas en la ficha de caracterización.
Tabla 1 . Frecuencias factores sociodemográficos.
Factor |
N |
% |
Género |
|
|
Femenino |
3 |
6% |
Masculino |
47 |
94% |
Escolaridad |
|
|
Bachiller |
19 |
38% |
Ninguna |
6 |
12% |
Primaria |
23 |
46% |
Técnico |
2 |
4% |
Tipo vivienda |
|
|
Arriendo |
30 |
60% |
Cuartel |
1 |
2% |
Cuarteles |
4 |
8% |
Inquilinato |
10 |
20% |
Propia |
5 |
10% |
Trabajo alterno |
|
|
No |
41 |
82% |
Sí |
9 |
18% |
Sustancia psicoactiva |
|
|
No |
42 |
84% |
Sí |
8 |
16% |
Forma de pago |
|
|
Diario |
4 |
8% |
Mensual |
4 |
8% |
Quincenal |
7 |
14% |
Semanal |
35 |
70% |
Red de apoyo |
|
|
No |
16 |
32% |
Sí |
34 |
68% |
Tabla 2. Medidas de tendencia central datos sociodemográficos .
|
Edad |
Tiempo recolector (años) |
Tiempo trabajado (meses) |
Media |
42.72 |
8.70 |
7.06 |
Desviación típica |
12.93 |
12.40 |
2.76 |
Mínimo |
22.00 |
1.00 |
2.00 |
Máximo |
70.00 |
50.00 |
12.00 |
Se observa en la tabla 1 que, en su mayoría, los encuestados son hombres (94%) y solo tienen estudios de básica primaria (46%). Además, la mayoría viven en casas de arriendo (60%) y solo trabajan en la recolección de café (84%). 84% no consume sustancias psicoactivas, y la mayoría tienen una remuneración semanal (70%). Los recolectores de café reportan en su mayoría tener una red de apoyo, como familiares, amigos y conocidos (68%). En la tabla 2 se observa que la edad promedio de los encuestados fue de 42.7 años. Además, en promedio son recolectores hace 8.7 años e invierten 7 meses en la labor de recolección al año.
A continuación, en la tabla 3, se muestran los resultados de las dimensiones principales de la escala de autoconcepto de Tennessee con sus dimensiones recodificadas. En la tabla 4, por su parte, se presentan los resultados de las dimensiones de la escala de bienestar social, apoyo familiar y arraigo de lugar.
Tabla 3. Frecuencias de las dimensiones del autoconcepto.
Variable/dimensión |
N |
% |
Integración social |
|
|
Integración social alta |
9 |
18% |
Integración social baja |
14 |
28% |
Integración social media |
27 |
54% |
Aceptación social |
|
|
Aceptación social alta |
10 |
20% |
Aceptación social baja |
16 |
32% |
Aceptación social media |
24 |
48% |
Contribución social |
|
|
Contribución social alta |
11 |
22% |
Contribución social baja |
21 |
42% |
Contribución social media |
18 |
36% |
Actualización social |
|
|
Actualización social alta |
12 |
24% |
Actualización social baja |
15 |
30% |
Actualización social media |
23 |
46% |
Coherencia social |
|
|
Coherencia social alta |
9 |
18% |
Coherencia social baja |
14 |
28% |
Coherencia social media |
27 |
54% |
Apoyo familiar percibido |
|
|
Apoyo familiar percibido alto |
11 |
22% |
Apoyo familiar percibido bajo |
13 |
26% |
Apoyo familiar percibido medio |
26 |
52% |
Arraigo cultural |
|
|
Arraigo cultural alto |
7 |
14% |
Arraigo cultural bajo |
26 |
52% |
Arraigo cultural medio |
17 |
34% |
Arraigo ecológico |
|
|
Arraigo ecológico alto |
13 |
26% |
Arraigo ecológico bajo |
10 |
20% |
Arraigo ecológico medio |
27 |
54% |
Arraigo sociolaboral |
|
|
Arraigo sociolaboral bajo |
23 |
46% |
Arraigo sociolaboral medio |
27 |
54% |
Tabla 4 . Frecuencias de las variables apoyo familiar, bienestar social y arraigo de lugar.
Variable/dimensión |
N |
% |
Integración social |
|
|
Integración social alta |
9 |
18% |
Integración social baja |
14 |
28% |
Integración social media |
27 |
54% |
Aceptación social |
|
|
Aceptación social alta |
10 |
20% |
Aceptación social baja |
16 |
32% |
Aceptación social media |
24 |
48% |
Contribución social |
|
|
Contribución social alta |
11 |
22% |
Contribución social baja |
21 |
42% |
Contribución social media |
18 |
36% |
Actualización social |
|
|
Actualización social alta |
12 |
24% |
Actualización social baja |
15 |
30% |
Actualización social media |
23 |
46% |
Coherencia social |
|
|
Coherencia social alta |
9 |
18% |
Coherencia social baja |
14 |
28% |
Coherencia social media |
27 |
54% |
Apoyo familiar percibido |
|
|
Apoyo familiar percibido alto |
11 |
22% |
Apoyo familiar percibido bajo |
13 |
26% |
Apoyo familiar percibido medio |
26 |
52% |
Arraigo cultural |
|
|
Arraigo cultural alto |
7 |
14% |
Arraigo cultural bajo |
26 |
52% |
Arraigo cultural medio |
17 |
34% |
Arraigo ecológico |
|
|
Arraigo ecológico alto |
13 |
26% |
Arraigo ecológico bajo |
10 |
20% |
Arraigo ecológico medio |
27 |
54% |
Arraigo sociolaboral |
|
|
Arraigo sociolaboral bajo |
23 |
46% |
Arraigo sociolaboral medio |
27 |
54% |
En la tabla 3 se observa que todas las dimensiones recodificadas de la escala de autoconcepto se encuentran en rangos percentiles promedios. Así mismo en las demás dimensiones de las variables de bienestar social, apoyo familiar y arraigo de lugar, salvo por la contribución social, en donde la mayoría de los resultados se encuentran en un rango percentil bajo (42%); al igual que el arraigo cultural, que también se encuentra en un rango percentil bajo (52%). En la tabla 5 se exponen los resultados de las asociaciones significativas entre variables.
Tabla 5. Asociación de variables cualitativas.
Variables contextuales |
Variables de estudio |
Χ² |
P |
Género |
Autoconcepto físico |
9.083 |
0.01 |
Trabajo alterno |
Arraigo ecológico |
10.044 |
0.00 |
Consumo de sustancias |
Aceptación social |
6.132 |
0.04 |
Tiempo de trabajo |
Actualización social |
29.706 |
0.00 |
Relaciones familiares |
Aceptación social |
10.409 |
0.03 |
Relaciones familiares |
Actualización social |
10.571 |
0.03 |
Relaciones familiares |
Apoyo familiar percibido |
11.420 |
0.02 |
Relaciones amigos |
Apoyo familiar percibido |
12.229 |
0.01 |
Relaciones compañeros de trabajo |
Autoconcepto físico |
6.253 |
0.04 |
Relaciones compañeros de trabajo |
Arraigo cultural |
12.041 |
0.00 |
Relaciones compañeros de trabajo |
Arraigo ecológico |
6.218 |
0.04 |
Tal y como se observa en la tabla 5, se compilaron las asociaciones significativas (con P valor menor a < 0.05). En el caso de la percepción de las relaciones con familiares y compañeros de trabajo, se observaron mayores asociaciones con las variables de estudio. En la tabla 6 se exponen los resultados de las correlaciones entre las variables de estudio.
Tabla 6. Valores de correlación entre variables de estudio.
Variable de estudio |
Variable de estudio |
Tau-B |
P |
Actualización social |
Autoconcepto físico |
0.25 |
0.04 |
Actualización social |
Apoyo social percibido |
0.25 |
0.04 |
Contribución social |
Autoconcepto físico |
0.39 |
0.00 |
Coherencia social |
Autoconcepto moral |
0.31 |
0.01 |
Coherencia social |
Autoconcepto personal |
0.29 |
0.02 |
Coherencia social |
Autoconcepto social |
0.32 |
0.01 |
Integración social |
Autoconcepto familiar |
0.29 |
0.02 |
En la tabla 6 se hace evidente que las principales correlaciones entre variables se observan en las dimensiones del bienestar social. Las correlaciones son bajas, pues oscilan entre 0.25 y 0.39, pero son de un valor heurístico importante al orientar las relaciones significativas entre las variables que se consideraron en el constructo general del perfil vincular.
El objetivo en el presente estudio fue determinar un perfil vincular, construido a partir de las relaciones con el sí mismo, la familia, la percepción de bienestar social y familiar, y el arraigo de lugar en recolectores de café. Esto con el fin de explorar una perspectiva relacional de las dinámicas psicológicas en esta población, tan importante dentro de la industria y producción del café. En esta discusión se relacionarán los principales hallazgos del estudio, realizado en una muestra de recolectores del municipio de Circasia (Quindío), entendiendo que, dada la naturaleza muestral, no es posible generalizar resultados.
El único grupo de datos con que se cuenta en la actualidad, proveniente de una muestra razonablemente amplia (n= 7,578) de recolectores de café, que puede servir de punto de referencia a la presente investigación es un estudio realizado por la Dirección de Investigaciones Económicas de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en el año de 2016. Algunos resultados del presente estudio confirman las tendencias estadísticas; por ejemplo, el género: en ambos estudios se evidencia que es un oficio ejercido principalmente por hombres. Así mismo hay coincidencia en la edad; en ambos estudios se evidencia un promedio de 42 años. Otro punto en el que se coinciden los resultados es en el nivel de estudios; para los dos se observa que la mayoría de los recolectores tan solo posee estudios de primaria. Por otro lado, particularmente en el presente estudio, el promedio de meses de realizar la labor de recolección de café es de 7 meses, lo que, confrontado con el estudio de la Federación Nacional de Cafeteros (2016), evidencia que el Eje Cafetero es la región del país en la cual hay mayor tiempo de recolección. Otro punto de encuentro resultó ser cómo los recolectores se enteran del trabajo en las fincas: en el estudio presente la mayoría respondió que a través de vecinos o amigos, al igual que en la encuesta realizada por la Federación Nacional de Cafeteros (2016).
En adición, en el estudio realizado por la Federación Nacional de Cafeteros (2016) se encontró que el departamento del Quindío es uno de los mayores departamentos con migración de recolectores de café (17%); lo cual lo convierte en receptor importante de recolectores de otras regiones. Esto podría ser explicado por sus características geográficas atípicas, entre las que se cuenta tener tres pisos térmicos y, por tanto, la posibilidad de tres temporadas de producción por año: los municipios de Cordillera, de Valle y de Piedemonte.
En otro estudio realizado por Ortegón (2018), mediante análisis de la literatura y de contenido de datos sobre recolectores, se realiza un perfil sociodemográfico de los recolectores con un enfoque económico. Este estudio también encuentra las mismas tendencias de la Federación Nacional de Cafeteros (2016). No obstante, a diferencia del presente estudio, su enfoque parte de un interés fundamental en buscar estrategias para coadyuvar en el aumento de la producción y el rendimiento económico. Del mismo modo, otras tendencias en trabajos y otros estudios se enfocan en la capacidad productiva o en el recolector como un agente laboral que debe lograr ciertos objetivos productivos (Amaya y Ruiz, 2018; Amaya et al., 2017; Garzón et al., 2017; Rojas, 2015; Trejos et al., 2016; Villegas-Bueno et al., 2005).
Allende de los estudios acerca de la capacidad productiva, tendientes a la mejora de la producción del grano, otros estudios se han enfocado en comprender las dinámicas sociales alrededor de la práctica de la recolección de café; no solo como una ocupación, sino también como un amalgamador social y generador de identidad.
Desde ese punto de vista, puede afirmarse que se encuentra coincidencia en los hallazgos del presente estudio. Resulta resaltable a este respecto que se haya encontrado una asociación entre las relaciones de los recolectores con sus colegas, el arraigo cultural y el arraigo ecológico. Esto supondría, por supuesto, con la necesidad de la realización de investigaciones ulteriores con una posibilidad heurística mayor, que es posible pensar que el lugar en el que se inserta un recolector de café, al interior de su propio gremio, influencia la relación que se establece con el lugar; valga decir, el campo y el mismo paisaje cultural cafetero. Asimismo, con la posibilidad de vincularse con el mismo a partir del reconocimiento de su papel de cuidado y atención con el entorno; aspectos no menores dentro de cualquier modo de aproximación psicosocial a la población.
Esta tendencia asociativa de variables es significativa, ya que se confirma lo que algunos estudios precedentes han encontrado sobre la correspondencia entre el arraigo o vínculo que una persona desarrolla en un lugar determinado y el trabajo que desarrolla allí mismo (Jackson, 2020; Reyes-Guarnizo, 2020). Lo anterior implica que la pertenencia a la cultura y la región en la que se desenvuelve la vida de los recolectores de café estaría asociada con el modo en el cual se tejen las relaciones con sus pares. Esto es relevante, además, porque es una fuerza laboral que de manera general no recibe ningún tipo de orientación o soporte que maximice la naturaleza de sus vínculos. Es decir, en las fincas y haciendas cafeteras en las que ellos trabajan no se dirigen acciones intencionales a cualificar este componente. Esto no solo supone que es un fenómeno que vale la pena comprender de cara al desarrollo de la disciplina psicológica, especialmente en lo que atañe a la psicología de la ruralidad, sino que implica un horizonte de trabajo que puede ser relevante para la conservación de la cultura cafetera y su producción.
Además, también llama la atención la contribución social y el arraigo cultural. Es decir, así como puede decirse que el fortalecimiento de los vínculos entre los recolectores se asociaría con su arraigo cultural y ecológico, hay que decir que la relación que ellos establecen consigo mismos en tanto recolectores se ve afectada por la percepción de desempeñar un trabajo poco importante. A su vez, resulta lógico que se presente el mismo fenómeno respecto del arraigo cultural; es decir, la identidad social construida parece indicar la posibilidad de encontrar allí una ruta de trabajo para cualificar el entorno psicosocial de los recolectores, pero también la misma industria. Ya se ha planteado que esta población puede ser crítica en el mantenimiento de la cultura y la producción cafetera.
En efecto, en un estudio realizado en 2010, Castaño analiza las representaciones sociales de pobreza entre los recolectores de café. Concluye que parte de las condiciones académicas y familiares conforman una perspectiva negativa del mundo entre los recolectores de café. Así, podría afirmarse con Castaño que la percepción de poca o baja contribución social podría depender de las tendencias productivas negativas del café que relatan los propios recolectores. También podría interrogarse su relación con el lugar que perciben de su trabajo dentro de la cadena de producción propia de la industria del café.
Además, respecto al arraigo cultural, en las personas con características laborales en las que hay migración se deterioran los lazos simbólicos de una persona con su comunidad. Estos resultados también los encontraron Garavito-Bermúdez y Lundholm (2017) con pescadores, que también migran para buscar su fuente de trabajo. Ahora bien, este hallazgo no deja de sugerir la necesidad de profundización, pues si bien antaño era común que los recolectores de café se desplazaran grandes distancias, incluso era habitual que en las haciendas hubiera albergues durante las cosechas; esta es una práctica cada vez más en desuso. Es decir, la migración no explicaría el desarraigo cultural en el caso de los recolectores de café.
Otro elemento por remarcar dentro de este perfil vincular es la asociación de las relaciones familiares con la capacidad de aceptación y actualización social. Ciertos estudios han demostrado la relación entre estas dos variables, que concluyen, al igual que en el presente, que existe una relación entre cómo se gestan las relaciones en el nicho familiar y la creencia de sentirse aceptado socialmente (Coppari et al., 2013; Medellín et al., 2012; Thomas et al., 2017). En igual sentido, en lo que tiene que ver con la actualización social, podría proponerse que el hecho de que las relaciones familiares constituyan una dimensión que resulta fuerte en esta población se relaciona con la percepción de que el contexto social del cual forman parte «se mueve» en una dirección de algún modo benéfica. Esto constituye una fuerte creencia en que el recolector de café y su red social controlan en buena medida su propio destino. Evidentemente, estas son dimensiones remarcables dentro de la construcción de identidad y sus características sociales.
Esto implica que cualquier enfoque interventivo para mejorar las condiciones de producción en el proceso de la caficultura que considere a los recolectores no podría dejar de considerar la familia como un componente fundamental. Otro aspecto que nutriría la comprensión de este hallazgo es que, en promedio, los recolectores perciben que tienen una red de apoyo, lo cual permite deducir que buena parte del bienestar social percibido tiene que ver directamente con la naturaleza de estas redes. Su potenciación puede ser pertinente para fomentar una relación de identidad social con su oficio y con la región.Por último, se encontró que existe una correlación entre las dimensiones de la percepción de apoyo social y algunas de las dimensiones del autoconcepto. Esta relación ya ha sido explorada previamente en algunas investigaciones (Cavallo y Hirniak, 2019 López, 2017; Yokouchi y Hashimoto, 2020). Existiría una relación dialógica entre las relaciones sociales y cómo el sujeto construye su concepto de sí. Ahora, en el caso de los recolectores se podrían explorar posteriormente. Estos pertenecen a una comunidad rural, con los componentes sociales que la caracterizan; pero, además, su lazo social se complementa con el pertenecer a un gremio particular, que se relaciona con la tierra, los cultivos y una industria particular. Las dimensiones, particularidades y significaciones relacionadas con esos componentes sociales podrían ser orientación de estudios ulteriores.
Se recomienda, por tanto, en estudios posteriores, hacer uso de los hallazgos del presente estudio exploratorio para formular un diseño y un muestreo más amplio, que permita afianzar y generalizar los resultados. Más allá del perfil sociodemográfico, se requiere comprender las formas de relación social, familiar, de arraigo y con el sí mismo; las cuales se plantean como componentes del perfil vincular de los recolectores de café. Además, se recomienda hacer énfasis en las dinámicas familiares y su relación con la percepción de bienestar social, también de la relación entre las relaciones con compañeros de trabajo y el arraigo. Asimismo, se debería ahondar en la relación entre la percepción del apoyo social y el autoconcepto.
Los recolectores de café del municipio de Circasia (Quindío) constituyen su perfil vincular, principalmente, desde la percepción del apoyo social y familiar; y que estos se relacionan con la capacidad de arraigo y el autoconcepto. Estos hallazgos, además de dar cuenta de la posibilidad de continuar con una línea de estudios a propósito de esta población, señalan una dirección interesante para investigaciones en otras poblaciones y, particularmente, en torno al modo en el que se relacionan las relaciones sociales con el autoconcepto; y al mismo tiempo en el que la pertenencia a una región, a un trabajo, a un ambiente interacciona con variables psicológicas. Esto involucra al mismo tiempo varios campos de actuación de la psicología, como la Psicología de las organizaciones y del trabajo, la Psicología ambiental y, para el caso, la Psicología de las ruralidades.
Tales resultados apuntan también a la pretensión general del estudio, poder reconocer la calidad y cualidades de las relaciones sociales, familiares, personales y organizacionales de los recolectores café; y con ello apuntar a estudios de mayor alcance muestral, e incluir demás variables con el fin de reconocer factores de riesgo y protección. Se allanó aquí un camino investigativo sobre un fenómeno muy particular y poco reconocido que implica a una población que debería tener mayor importancia en la producción del grano de café, símbolo regional del Eje Cafetero. Dentro de las principales limitaciones del estudio, se encontró cierta renuencia de algunos recolectores y de sus patronos para acceder a las entrevistas, ya que las instituciones de gobierno, local y nacional realizan constantemente entrevistas y encuestas que agotan a los recolectores. Por otro lado, la pandemia por COVID-19 retrasó el trabajo de campo y la ampliación de la muestra o, al menos, realizar nuestros probabilísticos.
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1 Artículo derivado del proyecto de investigación « Perfil relacional de recolectores de café del Eje Cafetero. Grupo de investigación: Estudios clínicos y sociales en psicología » (A1). Financiación: Universidad de San Buenaventura, Medellín (Acta M3883). Declaración de intereses: los autores declaran que no existe conflicto de intereses. Disponibilidad de datos: todos los datos relevantes se encuentran en el artículo.
2 Doctor en Filosofía. Docente universitario de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura, Medellín. Correo electrónico: ricardo.andrader@tau.usbmed.edu.co
3 Magíster en Neurociencia Social. Docente universitario de la Facultad de Ciencia Humanas de la Universidad Empresarial Alexander Von Humboldt, Armenia. Correo electrónico: Jarbelaez266@cue.edu.co