Dinámicas sociales, económicas y culturales: cambios y transformaciones


Social, Economic and Cultural Dynamics: Changes and Transformations


Dinâmica social, econômica e cultural: mudanças e transformações


Angélica María Rodríguez Ortiz 1
https://orcid.org/0000-0002-7710-9915
CvLAC https://scienti.minciencias.gov.co/cvlac/visualizador/generarCurriculoCv.do?cod_rh=0001353100
Colombia

Para citar este artículo: Rodríguez, A.M. (2024). Dinámicas sociales, económicas y culturales: cambios y transformaciones. Ánfora, 31 (56), 13-21. https://doi.org/10.30854/anf.v31.n56.2024.1130

Resumen


Resulta innegable que los cambios de la última década —en especial, los que se han presentado desde la pandemia en el año 2019— han posibilitado nuevos espacios de reflexión en las diferentes dimensiones del mundo social en busca de nuevas formas de vida que respondan a los desafíos y retos de una sociedad cambiante en un mundo cada vez más complejo (Bonil et al., 2004). Se presentan nuevas formas de entender la realidad en las que, desde la ciudadanía, la política, la economía y la cultura se realizan discursos y acciones que intencionalmente generan cambios y transformaciones sociales (Searle, 2010). Ante estas exigencias diversos investigadores han iniciado, desde sus estudios en los diferentes campos del saber, una serie de apuestas para el cambio. Para responder a estos desafíos, los autores de los trece artículos que componen este número de Ánfora plantean nuevas dinámicas que permitan avanzar hacia una sociedad del bienestar en la que se generen acciones para alcanzar la paz, se proteja el ambiente, se aporte a la economía sostenible y se transite hacia una cultura en la que prime la formación de las capacidades del ser y sus interacciones con el mundo, a partir de los saberes construidos en la ciencia moderna, el arte y los saberes ancestrales.
Palabras clave: Dinámicas sociales; cambios; desarrollo humano; bienestar; sostenibilidad.


Abstract


It is undeniable that the changes of the last decade - especially those that have occurred since the pandemic in 2019 - have enabled new spaces for reflection in the different dimensions of the social world, in search of new ways of life that respond to the challenges of a changing society, in an increasingly complex world (Bonil et al., 2004). New ways of understanding reality are presented, in which, from the citizen, political, economic and cultural perspectives, discourses and actions that intentionally generate social changes and transformations (Searle, 2010) are made. Faced with these challenges, various researchers have initiated, from their studies in different fields of knowledge, a series of bets for change. As a response, the authors of the thirteen articles that are included in this issue of Ánfora propose new dynamics that allow progress towards a well-being society in which actions are generated to achieve peace, protect the environment, contribute to the sustainable economy and move towards a culture in which the development of the capacities of beings and their interactions with the world prevails, based on the knowledge built in modern science, art and ancestral wisdom.

Keywords: Social dynamics; changes; human development; well-being, sustainability.


Resumo


É inegável que as mudanças da última década, especialmente as que ocorreram a partir da pandemia de 2019, possibilitaram novos espaços de reflexão nas diferentes dimensões do mundo social, em busca de novos modos de vida que respondam aos desafios de uma sociedade em transformação em um mundo cada vez mais complexo (Bonil et al., 20XX). Há novas formas de compreender a realidade em que, a partir da cidadania, da política, da economia e da cultura, são realizados discursos e ações que intencionalmente geram mudanças e transformações sociais (Searle, 2010). Diante dessas demandas, diversos pesquisadores, a partir de seus estudos em diferentes áreas do conhecimento, têm proposto uma série de mudanças. Para responder a esses desafios, os autores dos treze artigos que compõem esta edição da Ánfora propõem novas dinâmicas que nos permitem avançar em direção a uma sociedade de bem-estar, na qual são geradas ações com vistas à promoção da paz, proteção do meio ambiente, contribuição para uma economia sustentável e progresso em direção a uma cultura na qual a formação das capacidades do ser e suas interações com o mundo, com base no conhecimento construído na ciência moderna, na arte e no conhecimento ancestral, tenham primazia.

Palavras-chave: Dinâmica social; mudança; desenvolvimento humano; bem-estar; sustentabilidade.


Los avances en la ciencia, la tecnología, la innovación y la educación trazan rutas para el cambio en pro del desarrollo social y sostenible de los territorios. Es así como se generan apuestas para responder a los retos que ha trazado la ONU (2015) en su agenda 2030, en los que sin duda aportar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) posibilitará el trabajo sinérgico para el avance de los pueblos; en especial, para aquellos que están en vía de desarrollo.

Así, la injusticia social, la corrupción política, la legitimidad otorgada a los actos de violencia, los atentados a la democracia y a la dignidad humana, la pérdida de la memoria histórica, los bajos niveles de sostenibilidad económica, las injusticias epistémicas y la incertidumbre frente a un futuro incierto son, entre otros, algunos de los problemas que exigen volver sobre la reflexión y a la toma de conciencia colectiva para emprender acciones de cambio en las que la educación para la ciudadanía crítica se convierta en una pieza fundamental para proponer «[…] nuevas formas de sentir, valorar, pensar y actuar en los individuos y colectividades que posibilite a toda la ciudadanía del planeta alcanzar una vida digna en un entorno sostenible» (Bonil et al., 2004, p. 53).

Ante este panorama, el conocimiento científico en diálogo con los saberes ancestrales —como productos de creación cultural— se convierte en una herramienta esencial para la comprensión del mundo actual y las transformaciones requeridas para alcanzar el bienestar social (Sen, 2000). Sin embargo, resulta evidente que, en su mayoría, los Estados no brindan las oportunidades sociales, económicas, políticas y culturales requeridas para lograr los cambios deseables. Es allí cuando el enfoque de capacidades propuesto por Nussbaum (2012) permite a las colectividades generar estrategias para poner al alcance de todos los miembros de las diferentes instituciones sociales los recursos y condiciones necesarias para el buen funcionamiento de la sociedad.

Para Nussbaum (2001), alcanzar una buena vida demanda una educación cuyo objetivo se centre en formar a los ciudadanos para cuestionar el funcionamiento de las instituciones sociales y políticas, lo que a su vez conlleva al reconocimiento del ser humano como ser histórico. «Este principio no sólo conduce a la necesidad de contextualizar las aseveraciones del sujeto en la historia para comprenderlas, sino de entender al sujeto en su historia para contextualizarlo» (Arias, 2011, p. 64). En este sentido, esta formación debe realizarse desde el fortalecimiento de las capacidades humanas fundamentales. Así, los ciudadanos en el hacer colectivo asumen en sus acciones de cambio la responsabilidad para garantizar el ejercicio de las libertades básicas y defender la dignidad humana. De igual forma, estarán en capacidad de exigir al Estado y a las instituciones que se garantice a las comunidades el acceso a las oportunidades requeridas para que los seres humanos que constituyen el tejido social realicen transformaciones en las dimensiones sociales, políticas, económicas y culturales, y con ello aporten al crecimiento social y productivo del entorno que habitan.

De acuerdo con lo anterior, como agentes sociales asumimos la responsabilidad de trazar nuevas rutas para el cambio de las instituciones que históricamente han constituido y reglamentado los dispositivos para el funcionamiento de la organización social. Ello implica pensar la realidad en nuevos términos y con nuevas lupas teóricas que posibiliten una configuración de nuevos sentidos simbólicos para interpretar y comprender desde otras perspectivas la tensión individuo-sociedad.

Son justamente estas nuevas miradas las que convocan las investigaciones que se presentan en este número, en los cuales aparecen propuestas para el cambio. Es así como Isabel Rivera, Andrés Gómez y Jorge Rivadeneira presentan en su estudio un análisis de los determinantes de recurrencia de ataques terroristas, planteando que existen factores que permiten iniciar procesos para la disminución de los índices de dichos ataques, entre los cuales se hayan la alta participación laboral femenina, inversión en educación y bajos índices de corrupción. Dichas variables permiten pensar este fenómeno bajo nuevas perspectivas para proponer alternativas de cambio.

En una línea de trabajo similar se encuentran las investigaciones de Andrés Orozco y Pedro Madrid, quienes presentan en su artículo «Violencia y legitimidad» un análisis en torno a las percepciones que poseen los jóvenes de la comuna 13 en Medellín, Colombia, sobre legitimidad que se ha otorgado a la violencia y a las organizaciones criminales. Para los autores, como lo muestran en las conclusiones de su estudio, en Medellín como en muchos otros municipios de Colombia se presentan problemas de legitimidad para el ejercicio de control y seguridad. Por lo tanto, se han legitimado prácticas corruptas y violentas y se requieren acciones del Estado para ejercer control y soberanía en aras de garantizar la seguridad social.

Por su parte, Leonardo Cárdenas, en su texto «Colombia en tiempos de posverdad» presenta un estudio en el que reflexiona en torno a la importancia de reconstruir de manera objetiva los hechos que han marcado la historia social y política del país, y desenmascarar aquellos discursos en los que se maquillan los hechos, desconociendo la historia del conflicto armado en Colombia. Para este investigador el conocimiento de la historia no solo es fundamental para comprender la realidad que han vivido los colombianos durante las últimas décadas, sino que se torna en un elemento esencial para el ejercicio de la ciudadanía, ya que otorga la objetividad requerida para comprender los hechos que marcan nuestro devenir histórico como colombianos. El negacionismo que sostiene el director del Centro Nacional de Memoria Histórica en Colombia sobre los hechos del conflicto armado en este país, expone el Cárdenas, tiene implicaciones prácticas desastrosas, no solo porque se crea una realidad paralela a la que vivió el país, sino porque se niega la posibilidad de reparación a las víctimas, dado que en esos discursos de la posverdad se niega la existencia de estas. Los estudios de Cárdenas nos invitan a pensar sobre el cambio social que, como lo exponen Bonil et al., (2004), parte del conocimiento de la historia.

Ahora bien, otra problemática de gran interés que moviliza reflexiones son los movimientos migracionales. Juan David Mambuscay y Tirso Duarte-Molina invitan con su investigación a reflexionar sobre cómo es posible realizar análisis de las dinámicas migratorias desde nuevas perspectivas. «Nuda vida» es una propuesta para trabajar en defensa de los derechos fundamentales de aquellas poblaciones migrantes que han padecido la exclusión por parte de las naciones receptoras. El análisis presentado por estos autores incita la reflexión en torno al tratamiento jurídico, político y económico que han recibido los migrantes cuando llegan a un país foráneo. La propuesta de un modelo rizomático para examinar los procesos migratorios abre nuevas rutas para entender y regular estas dinámicas desde diversas variables; en especial, aquellas que protegen la dignidad humana.

El cuarto artículo de este número es presentado por Zulema Rodríguez. Su estudio da cuenta del rol que cumplen las mujeres en el cuidado de sí y de otros como mediación para la paz. El análisis de las narrativas de estas mujeres y sus vivencias en tiempos de conflicto y de transición posibilitan nuevos caminos para el reconocimiento del otro en medio de diálogos y prácticas basadas en el amor, el respeto y la solidaridad. Son, precisamente, estas dinámicas las que marcan nuevas formas para habitar y transformar el territorio en busca de paz.

Es justo el reconocimiento del otro que está en relación con el cuidado de sí y del entorno el que incita a repensar la educación. Por ello, Édgar Fernández y Adrián de Jesús Tabares nos invitan, con su artículo de revisión, a pensar cómo se ha sustentado teóricamente en América Latina la educación basada en derechos. Si se requieren cambios sociales que atiendan a las particularidades del territorio y que también dé respuesta a estas problemáticas que convoca el ejercicio de una ciudadanía global, entonces hay que empezar a tomar conciencia sobre los lineamientos que orientan los diseños de una educación basada en derechos. Es así como estos investigadores realizan un análisis de las tensiones legales, políticas y morales que se han presentado a lo largo de los últimos seis años a la hora de diseñar procesos educativos que aporten en el fortalecimiento de capacidades para pensar de manera crítica la realidad con el fin de incidir de mejor manera en una educación para la ciudadanía que propenda por el respeto de la dignidad humana, por el cuidado de la naturaleza y que movilice en niños y jóvenes acciones colectivas para el cambio social.

En una línea similar, Diana García, Paula Aristizábal y Consuelo Vélez centran su investigación en el ámbito educativo. Su estudio se enfocó en indagar sobre la satisfacción con la vida que posee una comunidad universitaria tras vivir épocas de incertidumbre como las vividas durante la pandemia. Para las investigadoras los tiempos de crisis vividos durante la pandemia deja en evidencia que docentes y estudiantes asumieron esta realidad de forma diferente. En sus conclusiones, las autoras evidencian el reto que tienen las instituciones de educación superior en la formación de profesionales críticos; seres humanos más resilientes y que sean capaces de afrontar desde sus conocimientos y acciones los desafíos que se imponen ante las diferentes crisis que se puedan avecinar en los diversos ámbitos del mundo social. Por ello, un desafío que aparece latente para la academia en estos tiempos de incertidumbre es el de formar en capacidades para fortalecer el trabajo multidisciplinario y dar respuesta a las demandas de esas nuevas dinámicas que se han generado en el mundo social.

En diálogo con los resultados alcanzados por García, Aristizábal y Vélez en su estudio que da cuenta de la satisfacción con la vida, Juan Carlos de la Ossa y Sandra Tatiana Delgado realizan una reflexión en torno al enfoque de capacidades y cómo desde este se pueden reorientar los procesos formativos en los diferentes niveles educativos; máxime cuando se espera que los procesos educativos aporten a las nuevas dinámicas sociales, económicas y culturales que se imponen en los últimos años. La apuesta por una formación que aporte al desarrollo humano, al fortalecimiento de la agencia y las individualidades éticas resulta esencial si en verdad se espera impactar la sostenibilidad y sustentabilidad de las regiones. En este sentido, desde la educación se debe asumir el reto de pensar la agencia desde la colectividad para lograr un verdadero cambio social.

En un ejercicio que aporta en la comprensión de las dinámicas económicas, la investigación de Ricardo Andrade y Joan Sebastián Arbeláez, así como la presentada por Camilo Gómez y Óscar Hernán Cerquera, nos acercan a nuevas alternativas para mejorar la productividad de las regiones. En sus estudios muestran cómo los elementos constituyentes del desarrollo humano resultan esenciales a la hora de aportar no solo al capital humano de un territorio, sino también al capital relacional y estructural que incide en el crecimiento social y productivo de las regiones. Elementos como el arraigo, el reconocimiento de la cultura —y, en especial, las formas de vivir y habitar los territorios— son particularidades que dan cuenta del compromiso de las colectividades que dinamizan los cambios en los ámbitos económicos y sociales. La vinculación de nuevas prácticas que dan cuenta tanto de saberes científicos como ancestrales para cuidar el territorio y aprovechar con conciencia los recursos que se tienen en una región han sido elementos poco valorados en la cultura del mercado. Es por ello que en estas investigaciones se bifurcan nuevos caminos para alcanzar una economía sostenible en la que se humanicen las prácticas de quienes aportan a ese crecimiento económico. Se vinculan, así, prácticas culturales y sociales que no responden al funcionamiento de un mercado tradicional, sino que evidencian otras formas de vida en las que el cuidado de sí y de los recursos son esenciales para lograr transformaciones de vida. Podría decirse que esta apuesta por un modelo socio-relacional posibilita nuevos espacios para pensar variables no convencionales que inciden de manera directa en la economía.

En este sentido, el crecimiento económico va de la mano de la reflexión sobre la cultura, el cambio climático, los cuidados del ambiente y el compromiso social. Es precisamente esta la ruta que trazan los estudios de Gómez y Cerquera, quienes en su análisis generan alternativas para pensar una economía sostenible. Al igual que la investigación presentada por estos autores, el estudio realizado por Lucio Noriero, Artemio Cruz y Jesús Daniel Castillo presenta una apuesta por la etnoagranomía y los saberes para sustentar un nuevo modelo de desarrollo agrícola que responda a los desafíos que enfrenta México ante la cuarta transformación. Para Noriero et al. la crisis social y alimentaria que se presenta en México y en Latinoamérica demanda espacios de reflexión en los que las visiones progresistas posibiliten cambios en los gobiernos y en las políticas públicas educativas en aras de generar espacios de diálogo para escuchar a quienes aportan desde sus saberes al crecimiento social y económico; esas voces poco reconocidas que pueden aportar para propiciar nuevos escenarios en los que se generen los cambios sociales y económicos requeridos.

Los saberes ancestrales cobran relevancia en las prácticas sociales y, dentro de estos, el arte como manifestación de la cultura tiene mucho que decir a la hora de pensar en procesos de cambio social. Es así como Aglaía Sphati escudriña en su análisis la función social del arte para develar la fuerza de este para transformar la conducta ética del individuo. El arte genera no solo un espacio de expresión, sino una reflexión para iniciar procesos de cambio en la lucha del individuo ante el abuso de poder político y social que se impone. El arte es la herramienta del poeta para pensar nuevas formas de habitar en el mundo y transformarlo. Se inicia, entonces, una apuesta por el cultivo de lo estético y la recuperación de la cultura para entender las crisis y construir una sociedad sana que progrese en el esfuerzo colectivo que convoque nuevas comprensiones y acciones de cambio. El arte es esa primera aproximación hacia la búsqueda de la sanación del espíritu.

La puerta de salida que deja abierta Sphati con su estudio sobre la función social del arte es justo la entrada a la investigación de Bairon Jaramillo y Javier Lombo, para quienes las prácticas ancestrales en la cosmovisión de los pueblos amerindios vislumbran nuevos caminos, si lo que se espera es transitar hacia la sanación del espíritu. En este sentido, la concepción de vida encarnada en la sabiduría ancestral de un pueblo moviliza nuevas narraciones colectivas en la creación de una sociedad sana que responde de maneras no convencionales a los cambios sociales y culturales que se anhelan cuando se postula una sociedad del bienestar.

En este sentido, cada uno de los autores que presenta sus manuscritos en este número de Ánfora invita a tener nuevas miradas desde diversas perspectivas de los problemas que en sus investigaciones exponen. Apuestas por nuevas dinámicas que posibiliten el avance hacia una sociedad sostenible tanto en el ámbito social como en el económico. Por esta razón, invitamos a todos nuestros lectores a entablar un diálogo con las apuestas que se sugieren en cada uno de los trece artículos que componen este número 56.


Referencias


Arias, D. H. (2011). Subjetividades contemporáneas: tránsitos y tensiones. Ignis, (3-4), 38-48. https://doi.org/10.52143/2711-029X.76

Bonil, J., Sanmartí, N., Tomás, C., & Pujol, R. M. (2004). Un nuevo marco para orientar respuestas a las dinámicas sociales: el paradigma de la complejidad. Investigación En La Escuela, (53), 5–19. https://doi.org/10.12795/IE.2004.i53.01

Nussbaum, M. (2001). El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma de la educación liberal. Paidós.

Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Paidós.

Searle, J. (2010). Making the Social World. The Structure of Human Civilization. Oxford University Press.

Sen, A. (2000). Desarrollo y libertad. Planeta.

Organización de las Naciones Unidas (ONU). (2015, 25 de septiembre). La Asamblea General adopta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/

Vélez, A. (2015). El derecho a la salud: una visión a partir del enfoque de capacidades. Revista Facultad Nacional de Salud Pública, 33(1), 93-100. https://doi.org/10.17533/udea.rfnsp.19801


1 Ph.D en Filosofía. Investigadora Senior. Universidad Autónoma de Manizales. amrodriguez@autonoma.edu.co