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Reflexiones metodológicas desde los sures: aportes para una metodología feminista y decolonial1

 [Versión en español]

Methodological Reflections from the Souths: Contributions to a Feminist and Decolonial Methodology

Reflexões metodológicas do sul: contribuições para uma metodologia feminista e decolonial

 

Recibido el 02/11/2022

Aceptado el 29/08/2023

 

Cómo citar

Busquier, L. (2024). Reflexiones metodológicas desde los sures: aportes para una metodología feminista y decolonial. Ánfora, 31(57), 248-268. https://doi.org/10.30854/anf.v31.n57.2024.1018 

Lucía Busquier2

https://orcid.org/0000-0003-1174-2221

 (Argentina)


Resumen

Objetivo: reflexionar sobre el quehacer metodológico, en especial de las investigaciones que toman como «sujetos de estudio» a grupos subalternizados, racializados y colonizados; los cuales históricamente fueron invisibilizados y ocultados en las investigaciones académicas, producto de los actos de violencia epistémica, extractivismo epistémico y colonialismo discursivo. Metodología: se sistematiza la experiencia de trabajo de campo donde, a partir de la realización de entrevistas en profundidad a activistas, se buscó reconstruir la trayectoria política la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (RMAAD), nacida en 1992, en República Dominicana. Resultados: se recuperan los principales aportes que los feminismos del sur, decoloniales y de Abya Ayala proponen a la hora de llevar a cabo una reflexión profunda sobre las prácticas metodológicas en el contexto latinoamericano. Aportes que tienen que ver con entender tanto al sujeto mujer de manera heterogénea, plural y situada, y poner en cuestión la idea de un sujeto mujer universal, como a la dependencia intelectual con el norte global y a la pretensión de objetividad propia de las ciencias sociales y las humanidades. Conclusiones: serán precisadas algunas conclusiones preliminares que intentan abrir nuevos interrogantes con el propósito de continuar repensado, reformulando y problematizando nuestras prácticas metodológicas y la forma en la que se construye conocimiento en el ámbito académico latinoamericano y caribeño.

Palabras clave: saberes locales; prácticas; metodologías; genealogías; feminismos (obtenidos del tesauro UNESCO).

Abstract

Objective: To reflect on the methodological approach, mainly on research that takes subalternated, racialized, and colonized groups as subjects of study. Those are groups that historically have been invisible and hidden in academic research due to acts of violence, epistemic extractivism, and discursive colonialism. Methodology: The fieldwork experience is systematized based on in-depth interviews with activists and the reconstruction of the political path of the Network of Afro-Latin American, Afro-Caribbean and Diaspora Women (RMAAD), born in 1992 in the Dominican Republic. Results: The main contributions of feminisms of the global south, decolonialism, and Abya Ayala proposed in a profound reflection on methodological practices in the Latin American context are revealed. These contributions concern understanding the female subject in a heterogeneous, plural, and situated way, and question the idea of a universal woman subject, as well as the intellectual dependence on the global north and the claim of objectivity as part of social sciences and humanities. Conclusions: Preliminary conclusions will be specified to open new remarks and to rethink, reformulate, and problematize methodological practices and the way knowledge is built in the Latin American and Caribbean academic fields.

Key words:local knowledge; practices; methodologies; genealogies; feminism (from UNESCO).

Resumo

Objetivo: refletir sobre o trabalho metodológico, especialmente a pesquisa que toma como "sujeitos de estudo" grupos subalternizados, racializados e colonizados, que historicamente foram invisibilizados e ocultados na pesquisa acadêmica, como resultado de atos de violência epistêmica, extrativismo epistêmico e colonialismo discursivo. Metodologia: Sistematiza a experiência do trabalho de campo, no qual, por meio de entrevistas aprofundadas com ativistas, buscamos reconstruir a trajetória política da Rede de Mulheres Afro-Latino-Americanas, Afro-Caribenhas e da Diáspora (RMAAD), fundada em 1992 na República Dominicana. Resultados: São recuperadas as principais contribuições que os feminismos do Sul, decolonial e de Abya Ayala propõem ao realizar uma reflexão profunda sobre as práticas metodológicas em no contexto latino-americano. Essas contribuições têm a ver com a compreensão do sujeito feminino de forma heterogênea, plural e situada, e com o questionamento da ideia de um sujeito feminino universal, bem como da dependência intelectual do Norte global e da pretensão de objetividade inerente às ciências sociais e humanas. Conclusões: Algumas conclusões preliminares serão tiradas na tentativa de abrir novas perguntas para continuar repensando, reformulando e problematizando nossas práticas metodológicas e a maneira como o conhecimento é construído na academia da América Latina e do Caribe.

Palavras chaves:conhecimento local; práticas; metodologias; genealogias; feminismos (extraído do tesauro da UNESCO).


Introducción

La conquista europea en América Latina y el Caribe no solo significó la imposición del sistema colonial y el sometimiento de los pueblos originarios preexistentes y los traídos de manera esclavizada de África, sino que también implicó la instauración de un sistema de creencias y conocimientos que borraron y silenciaron las cosmovisiones, pensamientos, lenguajes y saberes anteriores, ubicando a la experiencia europea como lo universal (Lander, 2016).

Estos actos de silenciamiento y ocultamiento de algunas experiencias por sobre otras pueden ser pensadas como actos de «violencia epistémica» (Pérez, 2019) o «extractivismo epistémico» (Grosfoguel, 2016). Moira Pérez (2019) refiere a la ‘violencia epistémica’ como la apropiación y la utilización sin el debido reconocimiento de los saberes de los grupos subalternizados o colonizados, como es el caso de los saberes africanos e indígenas. Práctica que Ramón Grosfoguel (2016) llamó «extractivismo epistémico», donde se le otorga el lugar de «superiores» a quienes cuentan con el privilegio epistémico; y el lugar de «otros»el sujeto colonial, a quienes se los define como «inferioridad epistémica» (Grosfoguel, 2013).

 Así, este sistema moderno/colonial de género (Lugones, 2008), además de imponer un régimen colonial basado en la clasificación social a partir de criterios raciales y de género, también implicó la colonización de otras áreas como las del ser y saber. Esto contribuyó a la imposición de un conocimiento occidental moderno y europeo que aún habita en nuestras universidades y espacios académicos. Es por ello que la construcción de saberes en la región latinoamericana y caribeña merece una profunda reflexión y revisión, en especial sobre las prácticas metodológicas.

Hace varias décadas que los feminismos y las perspectivas del sur y decoloniales nos enseñan sobre otras epistemologías y metodologías posibles que promuevan miradas críticas, complejas y multidimensionales sobre las formas en las que se produce conocimiento en las universidades. Experiencias como el Taller de Historia Oral Andina (THOA) impulsado por Silvia Rivera Cusicanqui e intelectuales indígenas en Bolivia, o el importante legado que nos ha dejado Francesca Gargallo (2006; 2010a; 2010b; 2014) en sus obras al recuperar la historia de las ideas y el pensamiento feminista de Nuestramérica, se constituyen como legados sumamente enriquecedores a la hora de reflexionar sobre las prácticas metodológicas en el ámbito académico; en particular en las ciencias sociales y las humanidades.

Junto con ello, Yuderkys Espinoza Miñoso en Tejiendo de otro modo: feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en Abya Yala (2014), en articulación con diversas autoras y activistas feministas, decoloniales, indígenas, afrodescendientes y lesbianas, construyen desplazamientos político-epistémicos y análisis críticos sobre los diversos sistemas de poder que atraviesan al territorio de Abya Yala. La apuesta principal de esta obra se orienta, en primer lugar, a contribuir al pensamiento decolonial sobre las implicancias del género como categoría histórico-política en nuestra región. En segundo lugar, propone introducir en los feminismos locales una mirada más amplia que contemple las múltiples formas que adquiere la colonialidad en los entramados de poder, ser y saber; y así desarmar las narrativas feministas que construyeron y construyen un sujeto mujer con pretensiones de universalidad. Tercero, esta complicación pretende visibilizar aquellas voces y pensamientos «otros» de Abya Ayala, a partir de un trazado genealógico feminista y decolonial que repare las heridas producidas por los vacíos y las ausencias de las voces de activistas, pensadoras y académicas provenientes de dicha región (Espinosa et al., 2014).

A partir de allí, en este artículo se propone reflexionar sobre el quehacer metodológico de las investigaciones que toman como «sujetos de estudio» a aquellos grupos colonizados que históricamente fueron invisibilizados y ocultados en las investigaciones académicas, producto de los actos de violencia epistémica (Pérez, 2019) y colonialismo discursivo (Mohanty, 2008). A partir de allí, este escrito recupera el trabajo de campo realizado durante mi investigación doctoral la cual se orientó hacia reconstruir la trayectoria política de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (RMAAD), nacida en 1992 en República Dominicana, y partiendo de la experiencia propia como docente en asignaturas afines a la metodología de la investigación, se busca poner en cuestión las formas estandarizadas sobre la construcción de saberes en las ciencias sociales y humanidades heredadas del pensamiento occidental moderno, y la supuesta objetividad y neutralidad que tradicionalmente se ha exigido sobre el método científico de estas.

En ese sentido, algunos interrogantes que emergieron durante la realización de dicha investigación se constituyen como el punto de partida para este escrito. Entre ellos se desatacan: ¿cómo se lleva a cabo la vinculación con los «sujetos de estudio»?, ¿qué sucede con los lugares de privilegio y de opresión que nos atraviesan durante un trabajo de campo?, ¿es posible una metodología horizontal y feminista?, ¿cómo evitar ubicar en un lugar de objeto a los «sujetos de estudio»?, ¿quiénes investigamos somos capaces de «dar voz» a los sujetos subalternizados y racializados a partir de nuestras investigaciones?, ¿cómo llevar adelante investigaciones que promuevan la descolonización en nuestra región?

Para abordar estos interrogantes, en primer lugar, se propone sistematizar el recorrido realizado durante el trabajo de campo detallando cada una de las tareas realizadas. En segundo lugar, se busca recuperar los principales aportes que los feminismos del sur, decoloniales y de Abya Ayala proponen a la hora de llevar a cabo una reflexión profunda sobre las prácticas metodológicas en el contexto latinoamericano; aportes que fueron sumamente valiosos en la realización del trabajo de campo. Por último, serán precisadas algunas conclusiones preliminares que intentan abrir nuevos interrogantes, con el propósito de continuar repensado, reformulando y problematizando las prácticas metodológicas y la forma en la que se construye conocimiento en el ámbito académico latinoamericano y caribeño.

El trabajo de campo y el encuentro con las activistas

En este apartado se pretende recuperar el quehacer metodológico, es decir, las tareas y actividades desarrolladas durante el trabajo de campo en el marco de mi investigación doctoral, la cual se orientó hacia reconstruir la trayectoria política de la RMAAD, nacida en 1992 en República Dominicana. Esta práctica metodológica suscitó una serie de aprendizajes y resignificaciones sobre mi rol como investigadora, que también se intentarán explicitar.

Esta investigación se remonta a mediados del 2017 cuando, luego de haber indagado acerca de los recorridos de la interseccionalidad en los Estados Unidos, surgió el interrogante sobre las formas que adoptó esta como perspectiva teórica y política en la región latinoamericana y caribeña, considerando las particularidades histórico-políticas de nuestro contexto. Para abordar dicha pregunta, se analizó cómo se reconfiguraron y disputaron las maneras de entender el cruce entre las opresiones de género, raza, clase, colonialidad y sexualidad a partir del activismo impulsado por la RMAAD desde 1992 (momento en que se produjo su conformación) hasta 2019 (año de inicio de una nueva coordinación general a cargo de Bolivia que continúa hasta el presente) (Busquier, 2018; 2022a; 2022b). Así, a partir del cultivo de un «oído feminista» (Ahmed, 2022, p. 22) y una escucha atenta, respetuosa y cuidadosa se propuso reconstruir y resguardar las genealogías y memorias feministas (Ciriza, 2015).

La estrategia metodológica elegida para llevar a cabo dicha investigación se basó en la realización de entrevistas en profundidad a activistas pertenecientes a la RMAAD que participaron en los comienzos o que participan en el presente, junto con el análisis de diversos tipos de documentos escritos producidos por esta organización; tales como boletines, resoluciones de congresos, balances, entre otros. Además, fueron utilizados repositorios virtuales como páginas web y de Facebook de la RMAAD y de las organizaciones que también forman parte de esta. A los fines de este escrito, se dará prioridad a la realización de dichas entrevistas; las cuales implicaron el encuentro con una «otra» que en la mayoría de los casos resultaba ajena y distante a mi realidad. Si bien estas «distancias» con las activistas provocaron algunas dificultades a la hora de realizar las entrevistas, también llevaron a repensar y reflexionar sobre el quehacer metodológico y los vínculos que allí se dan con los «sujetos de estudio».

Las entrevistas se desarrollaron de manera virtual y se llevaron a cabo a partir de una serie de ejes organizados en un «guion flexible de conversación» (Cohen y Gómez, 2019), ejes que funcionaron a modo de ordenarla y orientarla. Estos fueron: inicios de su activismo, sus primeros pasos en la RMAAD y cómo surgió esta, contexto socio-político en el que nació, definiciones políticas y líneas estratégicas impulsadas por la RMAAD, estrategias de articulación con otros movimientos sociales, recorrido teórico personal tales como lecturas y autores referentes, formación teórica dentro de la RMAAD, y actividades que desarrolla en la actualidad. La intención fue evitar la interrupción del relato y las narraciones de las entrevistadas. En las conversaciones se buscó recuperar sus trayectorias haciendo hincapié en sus posicionamientos políticos, ideológicos y teóricos desde su lugar de activistas, intelectuales y docentes.

La selección de las entrevistadas se llevó a cabo a partir del primer contacto con una de las fundadoras de la RMAAD, quien al finalizar la entrevista sugirió nombres de otras activistas que habían participado o que participaban actualmente. De la misma manera, al finalizar cada entrevista, las propias entrevistadas fueron sugiriendo posibles nombres para continuar, aunque es importante remarcar que a lo largo de las entrevistas los nombres indicados comenzaron a reiterarse. A partir de allí, a través de correos electrónicos, Facebook o WhatsApp fueron contactadas aquellas activistas que posibilitaron cierta heterogeneidad en cuanto a sus procedencias geográficas (Colombia, Ecuador, Bolivia, República Dominicana, Uruguay y Argentina) y al periodo de participación en la RMAAD (inicios o actualidad). Así, la cantidad total de entrevistas realizadas fue de siete y se desarrollaron entre enero y junio del 2019.

Considerando las distancias geográficas que no permitían un acercamiento en persona con las protagonistas, las entrevistas se realizaron a través de videollamadas con una duración aproximada de una hora y media. En todos los casos se trató de un encuentro por entrevistada donde se llevó a cabo una conversación extensa y profunda, buscando recuperar las diferentes perspectivas, experiencias y reflexiones sobre lo que había significado su participación en la RMAAD: los eventos más importantes por los que atravesó la RMAAD en el momento de su participación, y cuáles fueron las iniciativas más importantes que se llevaron a cabo, entre otras. Cabe destacar que a partir de la tercera y cuarta entrevista realizada, muchos de los relatos ofrecidos por las activistas comenzaron a evidenciar cierta saturación en las respuestas, por lo que se focalizó en las particularidades del país o la organización de procedencia de la entrevistada, y no tanto en datos más generales como, por ejemplo, el surgimiento de la RMAAD; el cual ya había sido reconstruido en profundidad por las activistas fundadoras.

En cuanto a las trayectorias de las activistas, es importante destacar que, de las siete entrevistadas, cinco de ellas realizan actividades vinculadas a lo académico en alguna universidad de la región, y dos de ellas se destacan en espacios gubernamentales institucionales como funcionarias. En relación con el momento en que se vincularon a la RMAAD, tres de ellas estuvieron en el proceso de conformación, mientras que el resto se fueron incorporando en los años siguientes. Actualmente, de las siete entrevistadas, tres continúan participando. Por último, si bien algunas ya no participan en la RMAAD, es importante destacar que en la actualidad la totalidad de las entrevistadas continúa sosteniendo algún grado de participación política en alguna organización feminista afrodescendiente, en agrupaciones artístico-políticas o en espacios institucionales gubernamentales y universitarios.

En lo que refiere al análisis posterior que se realizó sobre las entrevistas, primero se procedió a la desgrabación textual y a la confección de una grilla con los ejes mencionados. Luego, se organizó la información a partir de un análisis temático del discurso identificando las categorías principales dentro de los ejes preestablecidos; es decir, una codificación abierta donde los registros textuales de las entrevistas se desarmaron y desmenuzaron en categorías, y una codificación axial donde se reagruparon y reorganizaron (Cohen y Gómez, 2019). En este punto, es importante señalar que, si bien la mayoría de los ejes fueron abordados con mayor o menor profundidad en todas las conversaciones, en algunos casos no se logró alcanzar una profundización sobre el tema; como por ejemplo el punto que hacía alusión a su recorrido teórico personal y el abordaje que la RMAAD le daba a su formación teórica interna. Por este motivo fue que se decidió no incluir este aspecto dentro del análisis posterior.

De igual modo, existieron otros asuntos no contemplados de antemano en el guion flexible de la conversación que sí fueron mencionados por la mayoría de las activistas y que fueron retomados posteriormente como ejes emergentes. Uno de ellos fue, por ejemplo, las tensiones y divergencias internas presentes a lo largo de la trayectoria política de la RMAAD. Otro eje emergente fue las iniciativas desarrolladas en las universidades y demás espacios académicos, lo que me permitió indagar sobre los entramados y los espacios fronterizos (Anzaldúa, 2016) entre los activismos y la academia, y las prácticas políticas y la construcción de saberes (Busquier, 2022b).

Aun cuando las entrevistas fueron materiales sumamente reveladores y enriquecedores, no estuvieron exentas de algunas dificultades. La primera tuvo que ver con la virtualidad. Sin bien esta herramienta permitió un acercamiento a pesar de las distancias geográficas, los problemas técnicos que este tipo de encuentros conlleva, tales como problemas de conexión, de audio o de video, estuvieron presentes en casi todos los encuentros. Estos dificultaron no solo la fluidez del relato de las activistas, sino también la escucha y el registro de la información. Además de estos obstáculos técnicos, las entrevistas virtuales impidieron registrar otro tipo de lenguajes no verbales, los cuales podrían haber sido recuperados a partir de una escucha de tipo etnográfico. Esta recoge varios elementos que tienen que ver con la observación, la presencia física de los cuerpos, los silencios compartidos, entre otras, que exceden los límites de lo verbal y discursivo propios del relato oral.

La segunda dificultad tuvo que ver con ciertas reacciones o resistencias por parte de algunas potenciales entrevistadas. Si bien muchas de ellas respondieron positivamente, otras no estuvieron de acuerdo con la propuesta. Algunas no respondieron los correos, en otros casos manifestaron explícitamente que no realizarían la entrevista o que lo harían si se llevaba a cabo de manera presencial. Un cuarto grupo accedió de manera positiva, aunque no fue posible coordinar el encuentro debido a impedimentos propios de las entrevistadas.

Finalmente, más allá de estos pormenores (habituales en un trabajo de campo), es de interés destacar que pese a las respuestas negativas de algunas activistas y la inexperiencia de no haber realizado entrevistas anteriormente lo que trajo ciertas limitaciones personales a la hora de contactar con ellas y al momento del encuentro, las activistas se mostraron de manera afectuosa, amable y predispuestas a compartir sus experiencias, puntos de vista, anécdotas personales, documentos de la organización, material bibliográfico, entre otros. Esto permitió que en algunos casos las entrevistas adquirieran cierto grado de confianza, donde relataron de manera crítica algunos eventos sucedidos en el interior de la RMAAD o algunas diferencias políticas con otras activistas; algo que, según Pozzi (2020) suele suceder cuando se entrevistan activistas. Es por ello que decidí no utilizar la totalidad de sus narraciones y omitir algunos relatos, opiniones y apreciaciones subjetivas con el propósito de preservar aquella incipiente intimidad y confianza generada con las entrevistadas durante el encuentro.

En el siguiente apartado se intentará recuperar algunas de las contribuciones más relevantes que los feminismos del sur, decoloniales y de Abya Ayala proponen a la hora de llevar a cabo una reflexión profunda sobre las prácticas metodológicas en nuestro contexto. Estas fueron sumamente enriquecedoras para resignificar algunas de las prenociones existentes antes de la realización del trabajo de campo, y reflexionar sobre los vínculos construidos con las activistas entrevistadas durante las conversaciones.

Reflexiones metodológicas en las ciencias sociales y las humanidades: aportes para un quehacer metodológico feminista y decolonial

En el campo de las ciencias sociales y las humanidades existe un sinnúmero de debates, tensiones, encuentros, desencuentros, acuerdos y desacuerdos que han tenido sus transformaciones y resignificaciones a lo largo del tiempo, con sus variaciones locales y regionales. A partir de allí, este apartado sistematiza los aportes que los feminismos del sur y decoloniales proponen a la hora de llevar a cabo una reflexión profunda sobre las prácticas metodológicas en nuestro contexto.

Como punto de partida resulta relevante explicitar que los cuestionamientos al sujeto universal mujer es uno de los ejes principales que atraviesa gran parte de las propuestas provenientes de los feminismos del sur y decoloniales. Estos cuestionamientos apuntan a la pretensión de universalidad que atraviesa al campo de las ciencias sociales y las humanidades o, en otras palabras, al fetichismo del universal abstracto. En sus orígenes, estas ciencias buscaban construir un conocimiento que se planteara como universal, es decir, que elaborara explicaciones y leyes generales sobre las problemáticas sociales (Wallerstein, 2006). Característica necesaria para garantizar la cientificidad del conocimiento social y así adquirir el status de conocimiento científico (Pardo, 2012).

A partir de la segunda mitad del siglo XX, esta pretensión de universalidad comenzó a ser cuestionada desde diversas perspectivas y campos de estudio. Por ejemplo, la teoría del punto de vista impulsada por autoras feministas como Donna Haraway, Sandra Harding y Nancy Hartsock busca cuestionar las formas estandarizadas de la producción de saberes ancladas en una lógica androcéntrica, recuperando las situaciones vividas por las propias mujeres (Torrano y Fischetti, 2018). Es decir, llevar a cabo investigaciones realizadas por mujeres donde el «objeto de estudio» también sean las mujeres o las problemáticas sociales que las atraviesan. Las autoras proponen una «horizontalidad» a la hora de realizar el trabajo de campo, en tanto se trataría de un vínculo cercano con experiencias compartidas entre entrevistadora y entrevistada.

Tomando dichos aportes, autoras feministas negras como bell hooks (2004) y Yuderkys Espinosa (2019) profundizaron aún más dicha crítica hacia la pretensión de universalidad en el interior de los estudios feministas. Los cuales en muchos casos también entienden al sujeto mujer de manera universal e invisibilizan las particularidades de, en este caso, las mujeres afrodescendientes. Esa supuesta horizontalidad en las investigaciones feministas, donde la entrevistadora y la entrevistada compartirían ciertas experiencias comunes, fue criticada por el feminismo afrodescendiente, el cual ponía en evidencia las desigualdades y discriminaciones presentes en los estudios feministas.

Es decir, si bien es sus comienzos la teoría del punto de vista permitió cuestionar el androcentrismo y la mirada universal sobre «el sujeto» dentro de las ciencias sociales, terminó por configurar un sujeto mujer homogéneo y universal que invisibilizaba las particularidades y heterogeneidades del grupo (Busquier, 2022b). Así, las producciones de intelectuales afrodescendientes que componen el pensamiento feminista negro se basaron en sus experiencias y en el punto de vista propio, llevando a la práctica un «conocimiento situado» (Haraway, 1995) y especializado o, en palabras de Stuart Hall, una «política de localización» donde el conocimiento se constituye a partir de atender a lo «posicional» (Hall, 2007, p. 271). Por lo tanto, el trabajo de campo realizado con activistas afrodescendientes pertenecientes a la RMAAD significó una serie de desafíos a la hora de establecer una conversación que se planteara «horizontal», y generar algún grado de confianza con las entrevistadas.

En ese sentido, es importante señalar que, si bien las entrevistadas y la investigadora podemos ser leídas como «mujeres» o sujetos feminizados y que compartiríamos las mismas opresiones y violencias, nuestras realidades presentaban algunas distancias que imposibilitaban construir dichas conversaciones en términos «horizontales» e «igualitarios». En primer lugar, en la mayoría de los casos se compartía el espacio académico, ya que muchas de ellas se destacan como referentas e intelectuales en distintas universidades latinoamericanas y caribeñas. Sin embargo, sus recorridos y trayectorias significaban (y significan) valiosos aportes para mi formación teórico-política y académica. Por lo que, en muchos casos, en las entrevistas ellas ocuparan el rol de «docentes», desarrollando sus postulados teóricos, sus lecturas políticas del contexto latinoamericano y caribeño, y sus análisis sobre las implicancias del racismo y el género en nuestras sociedades. Sumado a ello, las diferencias generacionales reforzaban aún más ese vínculo «aprendiz-docente».

En segundo lugar, otra posible «cercanía» podría ser la participación en alguna organización o movimiento social por parte de las entrevistadas y la investigadora. Dicho «compartir común» en el activismo permitió, en algunos casos, mantener una conversación más íntima sobre algunos aspectos específicos sobre lo que implica participar en una organización o movimiento; tales como debates y tensiones internas, mecanismos de elección y toma de decisiones, confección de estatutos, organización de celebración de encuentros y asambleas, roles internos, entre otros. No obstante, en las trayectorias políticas de las activistas la mayoría iniciadas a comienzos de la década del noventa la reivindicación principal giraba en torno a la lucha contra el racismo, y las implicancias de dicha forma de violencia en todos los aspectos de sus vidas. Algo que desde el lugar de mujer blanca no se presentó como una dimensión prioritaria en mi activismo el cual estuvo enmarcado en el movimiento estudiantil universitario (en su mayoría integrado por personas blancas y de clase media) y en el feminismo blanco en los inicios de la década del 2010.

Si bien se reconocen los valiosos aportes de las metodologías horizontales que en las últimas décadas buscan cuestionar las relaciones de saber-poder entre quienes investigan y los «sujetos de estudio» (de la Peza Casares, 2020), la aspiración a una horizontalidad se convierte en una meta imposible de alcanzar ya que, aun sosteniendo una reflexividad permanente durante el trabajo de campo, no será posible neutralizar y equiparar las desigualdades y privilegios que nos constituyen como sujetos sociales (Briones, 2020). Lo que no impide construir vínculos respetuosos, éticos, afectivos e igualitarios con los «sujetos de estudio», entendiéndolos no solo como protagonistas en las investigaciones, sino también como productores de conocimiento; en tanto son sus propias experiencias vividas las que permiten llevar a cabo las elaboraciones teóricas en el ámbito académico.

Por consiguiente, los cuestionamientos al sujeto universal mujer impulsados por los feminismos del sur y decoloniales posibilitan discutir también la idea de mujer como un sujeto homogéneo, y así enriquecer dicha categoría a partir de la idea de raza o la clase para entender las realidades de las mujeres negras. En definitiva, las categorías que emergieron de estos feminismos periféricos como el racismo, el capitalismo, la nacionalidad, la sexualidad, entre otras, se entrecruzaron con la categoría sexo-género elaborada por el pensamiento feminista blanco, y la complejizó, enriqueció y potenció. Este cruce de categorías, además, debe ser pensado desde un conocimiento anclado en la práctica para evitar caer en generalizaciones y universalismos. Reconocer y visibilizar las voces de las mujeres subalternizadas, en este caso de activistas afrodescendientes, dentro del pensamiento feminista habilita la legitimación de sus agencias políticas; así como también su capacidad de enunciación teórica y epistémica (Medina, 2014).

Otro de los aportes relevantes de los feminismos del sur y decoloniales a la práctica metodológica tiene que ver con poner en cuestión las formas estandarizadas de producción de conocimiento, que se asientan sobre un punto de vista eurocentrado, el cual invisibiliza las experiencias locales y las epistemologías propias producidas desde las «periferias» o los márgenes. Ochy Curiel (2010) sostiene que muchas de las producciones latinoamericanas y caribeñas feministas aún siguen basándose en estudios y propuestas teóricas provenientes del norte global, que descuida los análisis y puntos de vista locales. Para la autora se vuelve urgente romper con la dependencia intelectual para llevar a cabo una teoría crítica y una epistemología propia.

En concordancia con esta premisa, Yuderkys Espinosa (2009; 2010) analiza cómo algunos feminismos latinoamericanos aún mantienen cierta dependencia ideológica con los enunciados del feminismo europeo y de los Estados Unidos. Esto reduce el potencial de los feminismos no hegemónicos que construyen epistemologías, saberes y teorías en regiones atravesadas por la poscolonialidad y la decolonialidad; como es el caso de América Latina y el Caribe. Para llevar adelante dicha tarea, propone como una de las vías posibles promover un feminismo decolonial el cual «[…] recoge, revisa y dialoga con el pensamiento y las producciones que vienen desarrollando pensadoras, intelectuales, activistas, luchadoras, feministas o no, de descendencia africana, indígena, mestiza popular, campesina, migrantes racializadas, así como aquellas académicas blancas comprometidas con la subalternidad» (Espinosa, 2016, p. 151).

En relación con la investigación iniciada en el 2017, esta dependencia intelectual marcó los comienzos de dicha indagación, ya que en un principio se propuso indagar sobre las «reapropiaciones» o las «traducciones» que la perspectiva interseccional había recibido en la región latinoamericana y caribeña, asumiendo que el feminismo afrodescendiente local había sido «influenciado» o «inspirado» por el feminismo negro de los Estados Unidos. Dicho supuesto quedó desechado cuando se llevó adelante una reconstrucción sobre las bases histórico-políticas de las luchas y resistencias impulsadas por mujeres negras de nuestra región, quienes desde el periodo de la esclavitud y el régimen colonial cuestionaron los diversos sistemas de poder que permeaban sus vidas (Busquier y Parra, 2021).

Luego, se examinaron las particularidades del feminismo afrobrasileño, el cual a partir de la segunda mitad del siglo XX comenzó a cuestionar cómo el racismo, el sexismo, la esclavitud y el régimen colonial afectaban de manera particular a las mujeres negras de Brasil (Busquier y Parra, 2021). Finalmente, hacia finales del siglo XX y principios del XXI, la cuestión de la multiplicidad de opresiones y sus entrecruzamientos comenzó a expandirse por otros contextos de América Latina y el Caribe, de manera simultánea y en diálogo con los Estados Unidos, y no como una consecuencia o un efecto de lo impulsado por el feminismo negro norteamericano (Busquier y Parra, 2021).

En ese sentido, no solo las lecturas de referentes teóricas latinoamericanas y caribeñas, sino que también las conversaciones sostenidas con las entrevistadas permitieron poner en cuestión aquellas prenociones y supuestos que afirmaban que la interseccionalidad había «llegado» desde los Estados Unidos a América Latina y el Caribe. Por el contrario, se indagó sobre las formas que adoptó la interseccionalidad como perspectiva teórica y política en la región latinoamericana y caribeña, considerando las particularidades histórico-políticas de nuestro contexto. Esto no implicó desconocer los valiosos aportes de las feministas afrodescendientes de los Estados Unidos como Angela Davis, Patricia Hill Collins, bell hooks, Audre Lorde, Kimberle Crenshaw, entre otras; las cuales fueron recuperadas y mencionadas por la mayoría de las entrevistadas cuando se les preguntó por sus referentes teóricas más relevantes.

En la misma línea de recuperar y visibilizar las particularidades y singularidades de nuestra región y dejar de lado las miradas universalistas y eurocéntricas, los cuestionamientos a la pretensión de objetividad por parte de los feminismos del sur y decoloniales se constituyen como otro de sus grandes aportes. Espinosa (2019) parte de las contribuciones del método genealógico y la teoría del punto de vista para proponer una «genealogía de la experiencia». La autora recupera su «[…] memoria corporal y visual que acompaña los discursos, sensaciones de alegría, de dolor, de victoria o de derrota, de expectación, incredulidad o certezas» (p. 2017) para llevar a cabo una genealogía de la experiencia del feminismo en América Latina donde sus experiencias vividas se convierten en un documento y en un archivo válidos.

Otra autora que se enmarca en esta perspectiva es Gloria Anzaldúa (2016), quien con su «epistemología de frontera» propone construir una «autohistoria» o una «autohistoria-teoría» como una forma de recuperar su historia de vida de manera ficcional y construir una propuesta teórica y epistemológica a partir de sus propias experiencias (Anzaldúa, 2016). Sumado a ello, la publicación Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos (Moraga y Castillo, 1988) reúne escritos de mujeres del Tercer Mundo residentes en Estados Unidos, quienes exteriorizaron sus experiencias que las convirtió en herramientas políticas y teóricas. Estos escritos pueden ser pensados como una forma de testimonio personal y colectivo, que busca eliminar las barreras que delimitan lo privado y lo personal, de lo público y lo colectivo, y que construye un fuerte lazo entre estos sectores y la posibilidad de realizar acciones colectivas (Busquier, 2016).

Recuperar las experiencias o las trayectorias políticas de las activistas entrevistadas tuvo como principal motivación cuestionar la supuesta objetividad del método científico de las ciencias sociales y las humanidades (en especial el de la disciplina histórica) al considerar sus historias de vida, sus relatos, sus sensaciones y sus emociones como un testimonio y un archivo válidos. El trazado de genealogías feministas (Ciriza, 2015) o de genealogías de la experiencia (Espinosa, 2019), además de cuestionar la construcción de saberes universales y objetivos, busca recuperar y visibilizar las históricas y múltiples formas de dominación que atravesaron las mujeres de nuestra región junto con sus resistencias y luchas emancipatorias contra los diversos regímenes de poder (Parra y Busquier, 2022).

Así, la narrativa como forma de escucha y relato sobre las experiencias de los sujetos se constituye como un camino posible hacia la construcción de metodologías no universalizantes y objetivistas (Ripamonti, 2017). En la narrativa oral o escrita se intersecta lo vivido, el recuerdo y la memoria de los «sujetos de estudio» con las propias referencias y percepciones de quien lleva a cabo dicha narrativa. Es decir, la narrativa «construye una práctica de resistencia al silencio» (Ripamonti, 2017, p. 86) ante el ocultamiento y el silenciamiento que históricamente vivenciaron los grupos subalternizados y colonizados en los estudios académicos de nuestra región. En ese sentido, la narrativa como herramienta metodológica busca desarmar los saberes científicos con pretensiones de universalidad y objetividad y los relatos históricos lineales y eurocentrados; en tanto permite «habitar la singularidad de la experiencia» (Ripamonti, 2017, p. 90).

A modo de cierre se destaca que dicha investigación realizada sobre la trayectoria política de la RMAAD tuvo como principal finalidad recuperar la trayectoria política de una organización que, además de proponer una mirada multidimensional sobre los diversos sistemas de poder que las mujeres afrodescendientes de la región enfrentan, busca «dar voz» y visibilidad a dichas mujeres que históricamente fueron «olvidadas» en los espacios políticos, estatales y académicos. Las activistas entrevistadas se posicionan como referentas de gran trayectoria y relevancia en los ámbitos que participan, instalando debates políticos y teóricos sobre las problemáticas que enfrentan como mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe.

Visibilizar a los colectivos y sujetos políticos que, a partir de sus prácticas, intereses, reivindicaciones, demandas, luchas y resistencias se construyen como las bases de las iniciativas políticas y permiten otorgar un sentido político a las investigaciones desarrolladas en el ámbito académico (Busquier, 2022b). Recuperando sus experiencias, las cuales en la mayoría de los casos resultan ajenas a las mías, intenté «[…] tender la puente, curar las heridas, escribir desde los (des)encuentros de las experiencias de ser mujeres en América Latina» (Benavídez y Guerra, 2017, p. 6).

Reflexiones finales

Desde hace algunas décadas reflexionar sobre el quehacer metodológico fue ganando un lugar importante en las elaboraciones académicas presentes en las universidades. Quienes nos encontramos en dicho ámbito y realizamos investigaciones que toman como «sujetos de estudio» a grupos subalternizados y colonizados, que históricamente fueron invisibilizados y ocultados en los estudios académicos, debemos asumir el desafío de, al menos, revisar, cuestionar y problematizar las formas en las que se construyen saberes y nos vinculamos con los «sujetos de estudio». A partir de allí, en este trabajo se propuso, en primer lugar, sistematizar el trabajo de campo la investigación iniciada en el 2017 antes mencionada y, en un segundo momento, recuperar los aportes que los feminismos del sur, decoloniales y de Abya Ayala proponen a la hora de llevar a cabo una reflexión profunda sobre las prácticas metodológicas en nuestro contexto. Aportes que tienen que ver con entender al sujeto mujer de manera heterogénea, plural y situada; así como poner en cuestión la idea de un sujeto mujer universal, a la dependencia intelectual con el norte global y a la pretensión de objetividad propia de las ciencias sociales y las humanidades

En relación con los cuestionamientos hacia el sujeto mujer universal, estos feminismos proponen la construcción de saberes situados donde se recuperen las experiencias locales y singulares de los sujetos, en particular de las mujeres negras e indígenas; quienes son invisibilizadas dentro del sujeto universal mujer propuesto por el feminismo blanco hegemónico. Asimismo, permiten repensar la idea de una entrevista «horizontal» donde, si bien tanto investigadora como entrevistadas pueden ser leídas como mujeres, nuestras vidas y trayectorias se encuentran atravesadas por una serie de privilegios y opresiones que marcan las singularidades y heterogeneidades propias del sujeto mujer.

Ante las complejas y múltiples formas de dominación que atraviesan nuestra región y conforman las relaciones sociales, resulta imposible neutralizar y equiparar las desigualdades y privilegios que nos habitan como sujetos sociales y políticos. Ante esto, los feminismos del sur y decoloniales proponen investigaciones que construyan vínculos respetuosos, éticos, afectivos e igualitarios con los «sujetos de estudio». Entendiéndolos no solo como protagonistas en las investigaciones, sino también como productores de conocimiento; en tanto son sus propias experiencias vividas las que permiten llevar a cabo las elaboraciones teóricas en el ámbito académico. En este punto, las narrativas, en tanto forma de escucha y relato sobre las experiencias de los sujetos, se constituyen como un camino posible hacia la construcción de metodologías no universalizantes y objetivistas que recuperen las experiencias singulares y las heterogeneidades de los sujetos.

Sumado a ello, las perspectivas feministas decoloniales y del sur aportan herramientas para interrogar desde y sobre los conocimientos locales y la importancia de construir una epistemología propia. Puntualmente, el feminismo decolonial se encarga de articular las propuestas de pensadoras e intelectuales pertenecientes al ámbito académico, sino que también reúne las perspectivas de activistas afrodescendientes, indígenas, migrantes y campesinas, entre otras; con el propósito de visibilizar las heterogeneidades presentes en los feminismos de la región y llevar a cabo la construcción de una epistemología feminista del sur y decolonial que busca romper con la dependencia intelectual con las grandes teorías del norte global.

De igual modo, ante la pretensión de objetividad presente en el método científico de las ciencias sociales y las humanidades, los feminismos del sur y decoloniales proponen llevar a cabo la construcción de genealogías feministas y genealogías de la experiencia, la cual posicionan a las experiencias vividas como un documento y un archivo válidos. Además, recuperar la propia experiencia, las trayectorias políticas y las historias de vida de las mujeres subalternizadas y racializadas de nuestra región busca visibilizar y potenciar las diversas estrategias impulsadas por dichas mujeres para combatir y resistir a las múltiples formas de dominación existentes en el contexto latinoamericano y caribeño.

En suma, estas fueron algunas de las reflexiones provocadas a partir de las prácticas metodológicas durante dicha investigación. Reflexiones que aún hoy continúan abiertas y en diálogo con otras experiencias de investigación, y que permiten repensar sobre el quehacer metodológico desde una mirada feminista y decolonial. Esto es, en palabras de María Lugones (2021), «[…] ‘viajar’ a mundos de sentido que no están dados como parte de las “enseñanzas” cotidianas de las estructuras dominantes de significado es una de las técnicas, es una de las artes, de moverse desde la resistencia hacia la liberación» (p. 20).

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[1]  Esta investigación se realizó gracias al financiamiento otorgado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina, a través de una beca de finalización de doctorado otorgada desde el 2020 al 2023. Declaración de intereses: la autora declara que no existe conflicto de intereses. Disponibilidad de datos: todos los datos relevantes se encuentran en el artículo.

[2]  Dra. en Historia, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. Docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales (UNC) y de la Facultad de Educación y Salud, Universidad Provincial de Córdoba. Correo electrónico: luciabusquier@unc.edu.ar